Señor Presidente,
Estimada/os colegas,
Señoras y Señores,
Es para mí un honor intervenir en nombre del Parlamento del Reino de Marruecos en esta sesión, para la cual nuestra unión ha elegido acertadamente como eje principal el tema de "Movilizar a los parlamentos para hacer frente al cambio climático", consciente de los peligros que amenazan a la humanidad y al futuro de nuestro planeta Tierra, así como de la responsabilidad que recae sobre los parlamentos para luchar contra estos peligros e invertir las negativas ecuaciones registradas en el ámbito de los desequilibrios climáticos.
En nombre de la Sección marroquí ante la Unión, me gustaría expresar mis agradecimientos y felicitaciones al Parlamento y a las autoridades de Indonesia hermana, por la atención que han prestado a esta sesión y por reunir las condiciones para su éxito.
En este sentido, me complace reiterar el compromiso del Reino de Marruecos a favor del medioambiente, bajo el liderazgo de Su Majestad el Rey Mohammed VI, que Dios le asista, así como el cumplimiento de sus compromisos en el marco de la Conferencia de las Partes de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, lo que le permitió granjearse la confianza de la comunidad internacional siendo elegido, a principios de este mes de marzo, en Nairobi, como Presidente de la sexta sesión de la Asamblea de Naciones Unidas para el Medioambiente (ANUE-6), por un mandato de dos años, después de que Marrakech acogió, en noviembre de 2016, la 22ª sesión de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas (COP22), que culminó con medidas prácticas en beneficio del planeta, y fue por excelencia la cumbre que lanzó la idea y las iniciativas de la justicia climática para África.
El Reino de Marruecos ha sido pionero y proactivo en la puesta en marcha de las medidas necesarias para proteger el medioambiente y reducir la tasa de emisiones que causan el calentamiento global, ya que el medioambiente es una política general regida por la Constitución y aplicada en diversas políticas públicas, además de ser un componente en el que convergen las otras políticas. Como el tiempo no permite exponer el conjunto de estas políticas, me limitaré a citar los títulos y signos más relevantes al respecto:
i) La ambiciosa política del Reino en materia de producción de energía procedente de fuentes renovables (solar, eólica, marina e hídrica).
ii) La política agrícola que contribuye a preservar el medioambiente, proporcionar alimentos a los marroquíes y abastecer numerosos mercados mundiales.
iii) Regular las actividades de pesca marina, sometiéndolas a un estricto control y preservando el ritmo de renovación de los recursos marinos.
iv) Adoptar una ambiciosa política hídrica en cuanto al agua dulce y su óptima utilización en la actividad agrícola e industrial.
v) Prohibir la fabricación de plástico no biodegradable y con efecto perjudicial para el medioambiente, sustituyéndolo por industrias ecológicas respetuosas del medioambiente.
vi) Obligar a todos a tomar en consideración la dimensión medioambiental en el conjunto de los proyectos industriales, y denegar la licencia a los proyectos que no adjunten a sus documentos un estudio sobre su impacto en el medioambiente y demuestren su respeto a las normas ecológicas.
vii) Acelerar la creación de plantas de energía procedente de fuentes renovables, especialmente solar, como es el caso de la planta de Uarzazat, “Noor”, considerada como una de las pocas y más grandes plantas mundiales de producción de energía limpia, generalizando este modelo a varias regiones del Reino, incluidas las ciudades de las provincias del Sur -Noor El Aaiún, Noor Bojador y Dajla- que serán testigos del nacimiento de un gran proyecto para la producción de energía eólica, por un coste de 3 000 millones de dólares aproximadamente, que adoptará las últimas tecnologías modernas. Por otra parte, es importante señalar que 28 ciudades marroquíes, desde Tánger hasta Lagüera, albergan actualmente proyectos de producción de energía a partir de fuentes renovables. Con estos y otros proyectos planeados, así como con la liberalización del sector de producción energética y la apertura de este ámbito a la autoproducción, mi país es en la actualidad uno de los países líderes mundialmente en la producción de energía limpia.
viii) Reutilizar las aguas residuales tratadas y proceder a la desalinización del agua de mar, lo que viene a reforzar la ambiciosa política hídrica de Marruecos.
En el marco de su doctrina de política exterior basada en la solidaridad, el Reino de Marruecos vela por compartir sus experiencias y políticas con el resto de los países africanos hermanos, a través de proyectos pioneros como la Iniciativa para la Adaptación de la Agricultura Africana (AAA) lanzada por Su Majestad el Rey Mohammed VI, en 2016, con motivo de la Cumbre del Clima de Marrakech, con el propósito de reducir la vulnerabilidad de África y su agricultura ante los desequilibrios climáticos y la promoción de proyectos agrícolas en varios países del continente, contribuyendo así a la lucha contra la pobreza.
En relación con el sufrimiento que el cambio climático está causando en África -el continente que apenas aporta el 4 % de las emisiones de gases de efecto invernadero- renovamos nuestro llamamiento para establecer asociaciones productivas capaces de luchar contra los riesgos del cambio climático sobre las ciudadanas y los ciudadanos africanos; asociaciones que superen la estrecha concepción tradicional de apoyo o cooperación para el desarrollo, ya que el continente posee un enorme potencial humano y natural para la producción (el 60% de las tierras cultivables del mundo se hallan en África).
Señor presidente,
Estimada/os colegas
La contaminación del medio marino constituye otro peligro inminente que debe ser afrontado con planes globales urgentes, en la medida en que los mares contribuyen con el 50% de la alimentación mundial, así como con el 50% del oxígeno necesario para mantener la vida en la Tierra.
Mi país, que bordea el océano Atlántico a lo largo de 3.000 kilómetros y el mar Mediterráneo en unos 500 kilómetros, lleva años comprometido con la explotación racional y legalmente sostenible de los recursos marinos, ya que el 95% de las operaciones pesqueras se hallan sujetas a un estricto control e inspección, así como al pleno respeto de los periodos de descanso biológico y de las cantidades fijadas para la pesca.
Partiendo de su visión y sus políticas adoptadas en materia de preservación del medio marino, el Reino de Marruecos se adhiere a todas las iniciativas internacionales encaminadas a lograr este objetivo, siendo la última de las cuales la participación del Jefe de Gobierno marroquí en la cumbre de Brest (“One Ocean Summit”), en Francia, el mes de febrero de 2022. Dicha cumbre ha contado con la participación de Jefes de Estado y de Gobierno de países de la Unión Europea y 13 países extracomunitarios. En este sentido, mi país está decidido a seguir participando en la movilización del apoyo a favor de la formulación y ratificación de tratados internacionales que protejan los océanos de la contaminación a nivel de las aguas internacionales, especialmente aquella causada por el plástico, los residuos de combustibles y la sobrepesca, así como para el establecimiento de espacios marinos protegidos.
Señor Presidente,
En tanto que legisladores, nos preguntamos qué impide la puesta en marcha de los acuerdos celebrados en materia de protección medioambiental. Muchas son las respuestas que se pueden dar a tal interrogante, pero el núcleo de estos obstáculos radica en el débil compromiso de los Gobiernos y de las organizaciones donantes con lo acordado, los débiles fondos comprometidos para financiar políticas y medidas alternativas a aquellas que causan emisiones de gases de efecto invernadero, amén del débil compromiso de los países donantes con una economía verde y sostenible e intercambio de tecnologías limpias y su alto coste.
El incumplimiento de los compromisos asumidos con respecto al Fondo Verde para el clima (que se supone debe estar dotado de 100.000 millones de dólares anuales), es solo uno de los signos de la debilidad que caracteriza tales compromisos.
No cabe duda de que la pandemia de Covid-19 fue una prueba global que cuestionó el concepto de solidaridad internacional. Si el período de la pandemia ha sido rico en lecciones que debemos aprovechar con vistas a desarrollar y utilizar las tecnologías de la información, comunicación y conocimiento en la economía y los servicios sostenibles; esto requiere que se dejen de lado los egoísmos, mostrando un espíritu de solidaridad real y compartiendo habilidades y conocimientos.
Si los parlamentos están llamados a seguir ejerciendo sus poderes relativos al control y la legislación para alcanzar estos objetivos, están igualmente invitados a dar el ejemplo en el campo de la preservación medioambiental mediante la adopción de nuevas tecnologías en el manejo de datos y en la producción de la energía que utilizan, por ínfima que sea, a partir de fuentes renovables. Esto mismo es lo que emprendió, hace unos meses, la Cámara de Representantes del Reino de Marruecos, que ha conseguido cubrir más del 50% de sus necesidades energéticas anuales de fuentes renovables, al mismo tiempo que el uso de lo digital en el intercambio de datos ha reducido en un 80% el consumo de papel.
Si bien nos hallamos en el mismo barco remando contra idénticos riesgos medioambientales, los países del Sur sufren más que otros las repercusiones del cambio climático. Nuestro continente africano es, en efecto, el eslabón más débil en este sufrimiento, como lo muestran los fenómenos de sequía, desertificación, deterioro forestal y vegetal, así como los desplazamientos y migraciones ocasionados por factores climáticos. Las mujeres, los niños, las personas con necesidades especiales y los pequeños agricultores siguen siendo las categorías más afectadas por el cambio climático.
He aquí unas situaciones que cuestionan la voluntad política internacional, poniendo a prueba los valores que se supone debemos compartir e interpelando fundamentalmente nuestro sentido de responsabilidad.
Gracias por su atención