As-salamu-alaikum,
Señoras y señores miembros de la comisión
Invitado(a)s de Marruecos
Estimados colegas
En primer lugar, permítanme darles la bienvenida, aquí en Rabat en la sede de la Cámara de Representantes del Reino de Marruecos, para continuar nuestro diálogo abierto dentro de la Asamblea Parlamentaria de la Unión por el Mediterráneo, precisamente en la comisión de fomento de la calidad de vida, los intercambios entre las sociedades civiles y la cultura, esperando concebir una visión común sobre las diversas cuestiones que son de la competencia de nuestra comisión. Es una ocasión también para unificar nuestras ideas y nuestros esfuerzos para obrar y comunicarnos en el marco de una visión euro-mediterránea, centrada en el patrimonio intelectual, cultural y humanitario, y que toma en consideración las especificidades mediterráneas básicas, en particular, cuando se trata de un tema vital, central y de actualidad en nuestra región, a saber: "la diversidad cultural y lingüística en la región euro-mediterránea”: como un motor para el enriquecimiento y la aculturación".
En este contexto, todos recordamos, y recordamos primero, la Declaración Universal de la UNESCO sobre la diversidad cultural, adoptada por unanimidad a raíz del diálogo universal dentro de esta organización de las Naciones Unidas, con motivo de la Conferencia General de la UNESCO, en su trigésimo primer período de sesiones celebrada en París el 2 de noviembre de 2001. Esta Conferencia, que fue la primera reunión a nivel ministerial tras los trágicos atentados del 11 de septiembre de 2001, fue una oportunidad para que los Estados miembros cristalicen una convicción unificada sobre el valor del diálogo civilizado, el diálogo entre las diferentes culturas humanas, como un posible horizonte, un mejor horizonte para la paz mundial y un rechazo colectivo de lo que algunos consideraban un "imperativo" del choque, conflicto y enfrentamientos entre las civilizaciones y culturas.
La apuesta de esta Declaración Universal era, esencialmente, hacer de la diversidad cultural un logro humano y un pilar del patrimonio común de la humanidad... Sino se elevó al nivel de diversidad biológica para los seres vivos, elevado por encima de las identidades cerradas, las "identidades asesinas" descritas por el escritor árabe libanés Amin Maalouf, por encima de los fundamentalismos que pretenden el temor a las especificidades locales, niegan los logros de la apertura cultural y de civilización y rechazan reconocer el valor de la diferencia y el altruismo.
De aquí, surgió la idea de transformar las ideas y propuestas abiertas conscientes del diálogo de las culturas y su integración, y de la importancia de la diferencia y la diversidad, en un documento ético vinculante para los Estados miembros, que se eleva a un nivel de conciencia humana que rechaza todos los aspectos de cierre y aislamiento, y desarrolla una perspectiva global que apuesta por el espíritu de paz, los valores de apertura, el diálogo, la creatividad y las prácticas democráticas en su sentido inicial, político, constitucional, legislativo, cultural e intelectual. Desde entonces, este documento fue considerado como uno de los textos contemporáneos más importantes "fundadores de una nueva filosofía moral", según declaró entonces el exdirector general de la UNESCO Kōichirō Matsuura.
De hecho, el mundo de hoy, desde la publicación de la Declaración Universal a principios del tercer milenio, aunque se dio cuenta de la importancia de la diversidad cultural y lingüística, y comprendió el significado de la existencia de culturas diferentes o plurales en las sociedades del mundo e incluso en una sola sociedad, lamentamos cómo no han cesado algunas guerras, confrontaciones violentas, manifestaciones de odio, violencia y racismo, manifestaciones de rechazo por el otro y su cultura. Desafortunadamente, esto no solo ocurre en países subdesarrollados, sino también en países y regiones avanzados. Nuestra región euro-mediterránea no se escapó de tales desviaciones, puesto que siempre vemos incidentes y crímenes que se producen motivados por el odio a las expresiones altruistas, culturales, religiosas, sociales, étnicas... y otros.
El principio de diversidad o multiculturalismo es, sencillamente, aceptar nuestra condición humana, que somos creados en un mundo que tiene múltiples culturas, creencias, idiomas y sus referencias sociales, históricas y culturales, y aceptar que es imposible que una cultura se imponga como una cultura monista o " homogénea", y que nuestro destino como seres humanos es intercambiar los diferentes valores culturales y respetar las diferencias existentes. El mundo ha sido creado con esta diversidad en las sociedades humanas a nivel de las culturas, idiomas, costumbres, tradiciones, vestimenta, gastronomía, artes, prácticas, valores, rituales, sistemas, modos morales y semánticos, y por tanto a nivel de las interacciones con la realidad local y con el mundo.
La diversidad cultural y lingüística es una condición de la existencia humana, al igual que la diversidad biológica, como mencioné anteriormente, en que creamos científicamente como una de las necesidades para la continuidad de la vida y la supervivencia del ser humano y los distintos seres vivos en la Tierra.
Es nuestra responsabilidad existencial y ética antes de que sea un deber político preservar el pluralismo cultural y lingüístico, como un logro vital no menos importante que el deber de preservar la diversidad biológica, ni del deber de salvaguardar las especies y los ecosistemas de nuestra vida humana.
Entonces, en nuestras políticas, planes, legislaciones y comportamientos diarios, éticas, creencias religiosas y espirituales, métodos de enseñanza y educación, debemos respetar y llamar a respetar las diferentes culturas dentro de la misma sociedad y en las diferentes sociedades. Del mismo modo, debemos fomentar más que nunca la lucha contra las diversas tendencias a la violencia religiosa, sectaria y étnica en nuestro mundo contemporáneo, y rechazar todas las formas de menosprecio de los diferentes idiomas y dialectos, especialmente a nivel de los medios de comunicación y redes sociales.
En conclusión, nuestro diálogo hoy en día puede arrancar desde este espíritu para considerar juntos nuestras experiencias y particularidades, lo que nuestros países han logrado a este nivel y lo que deben realizar respecto a la diversidad cultural y lingüística, y los problemas legislativos, jurídicos, políticos y sociales planteados.
El concepto de diversidad cultural y lingüística es sin duda uno de los logros de la civilización contemporánea, y debemos continuar trabajando juntos en nuestra región euro-mediterránea y en el mundo para que esta diversidad se convierta en una de nuestras victorias morales.