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Alocución del Presidente de la Cámara de Representantes, Rachid Talbi El Alami, en la apertura de la XXX Reunión Extraordinaria del Foro de Presidentes y Presidentas de Poderes Legislativos de Centroamérica, la Cuenca del Caribe y México (FOPREL)

27/11/2024
  • FOPREL

En nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso

 

Señoras y señores Presidentes y Presidentas de las instituciones legislativas de los países de Centroamérica, la Cuenca del Caribe y México, y queridos colegas,

Señor Presidente de la Cámara de Consejeros,

Señoras y señores jefes de delegaciones,

Señoras y señores miembros de las Secciones Nacionales,

Señoras y señores,

Es para mí un motivo de profunda alegría encontrarme con ustedes hoy para conmemorar dos fechas importantes en el proceso de nuestro Foro parlamentario. La primera fecha marca el 30º aniversario de la creación de su organización, mientras que la segunda hace referencia a la conmemoración conjuntamente del 10º aniversario de la adhesión del Parlamento marroquí como miembro observador al Foro. 

Estimadas y estimados colegas, es una ocasión para reflexionar sobre los logros acumulados por su organización parlamentaria y valorar los avances alcanzados por sus países en el ámbito de la democracia y el desarrollo, así como su fuerza regional, de la cual nos sentimos orgullosos en Marruecos. Es una oportunidad también para destacar los progresos logrados en las relaciones entre el Reino de Marruecos y sus países, en términos de cooperación política y económica, tanto en lo concerniente al ámbito parlamentario como a los Gobiernos y actores económicos. 

Quisiera expresarles, y a través de ustedes, a los demás responsables y miembros de sus parlamentos nacionales, mi más profundo agradecimiento por haber elegido a Marruecos como sede para celebrar esta Reunión extraordinaria de alto nivel, para la cual han elegido el tema: “Hacer frente a los desafíos comunes: seguridad, paz, cambio climático y desarrollo económico”. Les damos una vez más la bienvenida como queridos invitados y fieles amigos. 

 

Ustedes, estimadas y estimados colegas, con esta elección se están dirigiendo a problemáticas y dilemas importantes que hoy afectan las relaciones internacionales y cuyos efectos repercuten en las situaciones internas de la mayoría de los países, especialmente los del Sur, incluidos los nuestros.

 

Estimada/os querida/os,

Señoras y señores,

Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, el mundo rara vez ha conocido guerras, conflictos y tensiones tan complejos y peligrosos como los actuales. El orden mundial que ha sustituido la bipolaridad predominante durante décadas después de 1945 se encuentra hoy más fragmentado, mientras se multiplican los ejes y alianzas, la violencia y el terrorismo sacuden diversos contextos regionales y prosperan las tendencias nacionalistas y aislacionistas. Además, nuevos factores han surgido en la geopolítica internacional, como los desequilibrios climáticos y sus repercusiones en la calidad de vida, la estabilidad y el nivel de vida, así como las migraciones y los desplazamientos forzados debido a los conflictos o las condiciones climáticas. 

Por otra parte, el terrorismo socava la estabilidad en varias regiones, aliándose con las tendencias separatistas y sectarias, lo que amenaza la seguridad de numerosos países. 

Frente a estas convulsiones, a veces violentas y otras silenciosas, las voces de la sabiduría, la paz y la racionalidad, que abogan por la convivencia, deben alzarse por encima de los discursos de guerra y violencia. Los países del Sur, incluidos los nuestros, deben asumir la responsabilidad de restaurar la calma, el equilibrio y la solidaridad en las relaciones internacionales. El destino de la humanidad, y en particular de los países del Sur, no puede limitarse a recibir únicamente las consecuencias negativas de la globalización, ni a permanecer al margen sin que su voz sea escuchada ni tomada en cuenta en las decisiones internacionales. Las enormes potencialidades que poseen los países del Sur los habilitan, siempre que sepan convertirlas en riquezas, para influir en las relaciones internacionales y ocupar el lugar que naturalmente les corresponde, acorde con su peso cultural, demográfico, geográfico y en recursos naturales. 

Nuestra elección conjunta del tema de los desafíos comunes actuales refleja el compromiso de nuestros países de obrar por alcanzar este objetivo. Si las respuestas a estos desafíos no se pueden lograr de manera teórica en un encuentro como el que nos reúne hoy, la posición institucional de nuestros parlamentos nacionales para promover el debate sobre los retos que afrontamos y abogar a nivel internacional por la justicia para los pueblos del Sur ante los dilemas de nuestro tiempo sigue siendo entre los objetivos de nuestro Foro. 

En este sentido, me gustaría compartir con ustedes algunos elementos de este debate, primero como marroquí, y segundo como africano convencido de las potencialidades de su continente y comprometido con los derechos de los países de nuestro Sur a gozar de sus recursos y tomar sus decisiones soberanas de acuerdo con los intereses de sus pueblos.

En primer lugar, se trata del hecho de que los países del Sur en general, y África y América Latina en particular, disponen de enormes potencialidades que deben explotarse y transformarse en riquezas al servicio del desarrollo económico y social de sus pueblos.

Estas dos regiones geográficas (África y América Latina) poseen más del 70% de las tierras cultivables del mundo, de las cuales solo se explota una proporción limitada. Ustedes saben, estimadas y estimados colegas, los grandes desafíos que plantea la seguridad alimentaria a nivel mundial, tanto en el contexto de las crisis actuales como de las futuras.

En segundo lugar, se trata de los recursos humanos con los que contamos, ya que la mayoría de la población de nuestros países está compuesta por jóvenes que necesitan enseñanza, formación e integración para estar en el centro del desarrollo integral, impulsando la economía y los servicios, tanto en la producción como en el consumo.

En tercer lugar, se trata de los recursos marinos de los que disponen los países de América Latina y África. Ambas regiones están rodeadas por dos océanos y dos mares, que ofrecen vastas oportunidades para desarrollar la economía azul, al igual que el turismo costero y la pesca. Además, cuentan con riquezas minerales potenciales y enormes recursos pesqueros que se encuentran en las profundidades marinas, junto con los papeles cruciales que desempeñan los mares en el comercio, los intercambios y el posicionamiento estratégico.

En cuarto lugar, se trata de las potencialidades de nuestros países para producir energía verde, la energía del futuro, que constituye un desafío global en el contexto de los desequilibrios climáticos.

Estimada/os querida/os,

Frente a estas potencialidades, afrontamos, como lo había mencionado, grandes desafíos que deben transformarse en oportunidades para el desarrollo y el progreso. Nuestros países soportan las cargas y repercusiones de los desequilibrios climáticos de manera más aguda que otros países, lo que profundiza la vulnerabilidad y grava los gastos públicos. Esto ocurre en un contexto en el que nuestra contribución a las emisiones de gases de efecto invernadero causantes del calentamiento global no supera el 12% (4% para África y 8% para toda América Latina, de las cuales la mitad no proviene de combustibles fósiles ni de gases industriales). Además, nuestros países no han cosechado los beneficios del proceso de industrialización durante más de un siglo, a diferencia de las potencias industriales que han construido sus civilizaciones basándose en la industria.

Entre los desafíos comunes que afrontamos está el fenómeno migratorio. Aunque los indicadores generales de este fenómeno tienden a mostrar que las migraciones ocurren principalmente dentro de la misma región geográfica, continental o regional, nuestros ciudadanos migrantes sufren, en muchos contextos, estigmatización. Esto ocurre a pesar de que las migraciones son consideradas un medio de enriquecimiento mutuo, mientras que quienes migran lo hacen en busca de ingresos, empleo o seguridad. Aquí se plantea, entonces, la pregunta de la relación entre la migración, el desarrollo y la solidaridad internacional.

Estimada/os querida/os,

Los países de Centroamérica, el Caribe, México y Marruecos pueden desempeñar, por su ubicación geográfica, sus potencialidades y su riqueza cultural, un papel clave para hacer frente a estos desafíos. Nuestros países se basan en una rica profundidad cultural lingüística común, además de contar con dinámicas de desarrollo significativas, acompañadas de un firme compromiso con la consolidación de la democracia y la construcción institucional de forma voluntaria, de acuerdo con sus tradiciones nacionales.

Al igual que sus países, Marruecos ofrece oportunidades históricas para la cooperación, el desarrollo de intercambios y la implantación de inversiones, gracias a su ubicación en el Atlántico, su proximidad a Europa y su arraigo en su profundidad africana y mediterránea.

Como sus países, Marruecos cuenta, y contará aún más en el futuro, con infraestructuras que constituyen palancas para los intercambios y la cooperación, como sus puertos en el Mediterráneo y el Atlántico, además de los de Casablanca, Tánger Med, Nador, West Med y el puerto de Dajla, situado en las provincias del Sur de Marruecos, que se convertirá en una plataforma internacional para el comercio entre África, América, Europa y otros países del mundo.

Los grandes proyectos que Marruecos lleva a cabo en sus provincias del Sur, en particular, representan oportunidades valiosas para impulsar la cooperación y los intercambios con los países hermanos de África.

En este contexto, cabe destacar la Iniciativa Atlántica Estratégica lanzada por Su Majestad el Rey Mohammed VI, que Dios Le Asista, destinada a facilitar el acceso de los países del Sahel africano, sin litoral, al océano Atlántico. Esta iniciativa lanzará grandes dinámicas en la construcción de infraestructuras esenciales, como carreteras, ferrocarriles y puertos, además del intercambio de mercancías, el movimiento de personas y el desarrollo de superestructuras, incluyendo la tecnología digital.

Aunque esta iniciativa traería beneficios estratégicos, su esencia radica en la solidaridad y la voluntad de transformar África en un continente próspero que aproveche sus recursos y su potencial humano, convirtiendo el océano Atlántico en un espacio de intercambios y prosperidad común.

Por otro lado, como bien saben, Marruecos ha acumulado una amplia experiencia en la producción de energía a partir de fuentes renovables, tal como lo demuestran los enormes proyectos que está llevando a cabo en materia de energía solar y eólica, y pronto en materia de hidrógeno verde. Asimismo, sus conocimientos y arraigadas tradiciones en los sectores de la agricultura y la pesca marítima gozan de reconocimiento mundial. Estos son otros campos clave para la cooperación, la asociación y el intercambio de conocimientos.

Señoras y señores,

Si tenemos presentes los factores de geografía, cultura, idioma y visión estratégica, Marruecos sigue siendo el país más cercano a sus países. Como he subrayado en repetidas ocasiones, nuestro país será su plataforma, poniendo a su disposición su red de relaciones en África, Europa, la región euromediterránea, Oriente Medio y Asia, donde está vinculado por acuerdos de libre comercio y relaciones avanzadas y excepcionales con numerosas potencias económicas y países amigos.

Debemos aprovechar nuestros valores comunes y nuestro compromiso con la apertura para afianzar nuestra cooperación económica y consolidar el apoyo mutuo entre nuestros países, todo ello en el marco del respeto y la consideración que siempre han caracterizado nuestras relaciones, así como en el marco del respeto al derecho internacional, cuyo núcleo esencial es el respeto a la integridad territorial de los Estados, que constituye la piedra angular de este derecho y el pilar fundamental de la estabilidad.

Que esta ocasión, en la que celebramos el décimo aniversario de nuestra adhesión a su Foro, sea el punto de partida para una nueva etapa en nuestras relaciones, que deseamos hacer avanzar más allá de la cooperación, hacia la asociación y el apoyo mutuo.

Tengan siempre la certeza de que están en asociación con un país fiel y sincero, que mantiene sus amistades y respeta sus compromisos y acuerdos, construidos sobre la base de la confianza mutua.

 

Les doy la bienvenida una vez más y les agradezco su atención.