Sr. Enaam Mayara, Presidente de la Cámara de Consejeros y querido colega,
Sr. Fortune Charumbira, Presidente del Parlamento Panafricano y querido colega,
Sr. Ministro de Juventud, Cultura y Comunicación,
Estimada/os colegas parlamentaria/os:
Señoras y señores,
Me complace especialmente inaugurar con ustedes este Diálogo parlamentario en su segunda edición, que ustedes, miembros del Caucus de la Juventud en el seno del Parlamento Panafricano, han querido que sea libre y abierto. La fuente de esta felicidad radica, por un lado, en el hecho de que es un foro africano que trata cuestiones fundamentales en el contexto africano e internacional actual y, por otro lado, porque la categoría que lleva esta preocupación continental, en este caso, es la juventud africana que practica la política y está comprometida con lo público.
Permítanme, ante todo, darles la bienvenida una vez más a la tierra del Reino de Marruecos, un país africano arraigado, comprometido bajo la dirección de Su Majestad el Rey Mohammed VI, que Dios lo glorifique, a favor de las cuestiones vitales de África y que obra por su desarrollo, su progreso y sus derechos.
Permítanme también felicitar a ustedes, jóvenes, que representan a una muestra representativa de jóvenes africanos que creen en la nobleza de la participación en lo público, que están comprometidos políticamente y convencidos de la eficiencia y la pertinencia de la acción política e institucional y que defienden las causas de su continente, en un contexto y en un momento en que necesitamos más que nunca dar sentido al compromiso.
Señores Presidentes,
Señor Ministro,
Querida/os colegas parlamentaria/os:
Señoras y señores
Nos reunimos en el marco de un diálogo abierto sobre cuestiones apremiantes y de vital importancia para nuestro continente. En este sentido, la seguridad alimentaria se ha convertido en uno de los desafíos geopolíticos actuales, y el aumento de los precios de los alimentos es hoy en día uno de los elementos de presión y negociación en las relaciones internacionales desequilibradas, e incluso injustas. Pero permítanme preguntarles, como muchos de ustedes se estarán preguntando, ¿qué le falta a África para garantizar su seguridad alimentaria? ¿No tiene el continente un enorme potencial para satisfacer sus propias necesidades alimentarias y las de algunos de sus amigos? ¿No es el continente el que posee el 60% de la tierra cultivable del mundo?
Es un hecho que varios países de nuestro continente están sufriendo la desertificación y la sequía. Sin embargo, otros tienen enormes recursos hídricos que necesitan ser movilizados, valorados y explotados de manera óptima.
Si bien África no carece de tradiciones y cultura agrícolas, mano de obra y habilidades, necesita, por otra parte, en varios casos, buena gobernanza y, principalmente, nuevas tecnologías, producidas por las potencias industriales a las que corresponde la responsabilidad moral y política de apoyar a África, sobre la base de asociaciones equitativas e institucionalizadas, sabiendo que estas potencias se benefician de los costosos recursos primarios africanos, en particular mineros.
Como África no carece de energía y condiciones para la producción de energía a partir de fuentes renovables, dispone principalmente del capital más valioso, a saber, los recursos humanos, la mano de obra y el cerebro, sabiendo que el principal capital del desarrollo sostenible, especialmente en materia de desarrollo agrícola, es el capital humano, lo que se alimenta por culturas africanas muy diversas y ricas.
Por otro lado, el continente cuenta con enormes recursos marinos, lo que representa, sin duda, una reserva estratégica de alimentos. Nuestro continente dispone de 13 millones de kilómetros cuadrados de profundidad, 6,5 millones de kilómetros cuadrados de plataforma continental y 26.000 kilómetros de costa. Además de sus recursos, este océano es un área de enormes actividades y de intensos y lucrativos intercambios comerciales tanto continentales como internacionales.
Dicho esto, la gran pregunta sigue siendo: ¿cómo convertimos este potencial en riqueza?
No cabe duda de que la respuesta a esta pregunta radica en la confianza de África, pueblos, élites e instituciones, en estas capacidades y en la determinación colectiva de invertirlas al servicio de los intereses de África, de destinar el gasto hacia proyectos de construcción y de desarrollo y de hacer felices a la gente, en lugar de gastar para acumular armas defectuosas y sembrar ilusiones entre los pueblos.
Señores Presidentes,
Señor Ministro,
Querida/os colegas parlamentaria/os,
Señoras y señores,
El hambre no es el único desafío al que se enfrenta nuestro continente. África es víctima de desequilibrios climáticos de los que no es responsable y no se beneficia de la riqueza o los recursos de las industrias contaminantes que los causan (África causa solo el 4% de las emisiones de gases de efecto invernadero). También es víctima de la inestabilidad en más de una región, principalmente del alto costo de la deuda exterior, así como de un orden económico internacional injusto e insolidario. Todos estos factores agravan la pobreza, la vulnerabilidad y la escasez de alimentos.
Si nuestro continente está en el centro de una gran competencia internacional, no se beneficia del comercio internacional, que produce prosperidad en otras regiones del mundo, y aquí reside la urgente necesidad de desarrollar el comercio entre los países africanos.
Nuestro continente también necesita fondos e inversiones en materia de agricultura para producir alimentos, garantizar la seguridad alimentaria y no solo contentarse con la ambición de luchar contra el hambre. Mientras que los países del Norte y varios países ricos de otros continentes disfrutan de un exceso de alimentos, muchos pueblos sufren hambre y malnutrición. Desafortunadamente, casi mil millones de toneladas de alimentos se desperdician cada año, lo que es suficiente para alimentar a mil millones de personas.
No estamos en la lógica de la caridad, pero tales fenómenos ponen en tela de juicio valores y eslóganes como "solidaridad", "asociación" y "cooperación internacional", y ponen a prueba la "conciencia global". Del mismo modo, cuestionan la "esencia africana", lo fue demostrado de manera obvia en tiempos de pandemia de COVID-19, cuando África fue abandonada y se quedó sola en la lucha contra la epidemia con sus modestos medios, mientras florecía un egoísmo nacional excesivo entre quienes tenían los medios y recursos.
En este sentido, tenemos la obligación de abogar internacionalmente por la justicia climática y alimentaria para África, por asociaciones equitativas, por la transferencia de tecnologías que faciliten la producción agrícola, por la prohibición de la explotación de las patentes para presionar financiera y políticamente y extorsionar, y por la transferencia de capitales para financiar grandes proyectos agrícolas estratégicos para África.
En África, necesitamos una planificación sólida para una agricultura moderna y sostenible, asociaciones entre los sectores público y privado, la apertura de los mercados africanos y un comercio medioambiental más fuerte. Del mismo modo, debemos promover una economía agraria solidaria y financiar microproyectos en el África rural, que garanticen a la vez alimentos y trabajo decente.
Señores Presidentes,
Señor Ministro,
Querida/os colegas parlamentaria/os,
El Reino de Marruecos es un país agrícola africano por excelencia que no duda y nunca dudará en poner su saber hacer a disposición de sus hermanos africanos. En el mismo contexto, está decidido a proseguir la cooperación y seguir prestando apoyo a sus hermanos para una agricultura africana intensiva y respetuosa con el medioambiente.
En este sentido, cabe recordar la iniciativa para la "Adaptación de la Agricultura Africana" denominada la "Iniciativa Triple A" lanzada por Su Majestad el Rey Mohammed VI, que Dios le glorifique, junto con varios de sus hermanos africanos, con motivo de la COP22, celebrada en noviembre de 2016 en Marrakech, que tiene como objetivo contribuir a hacer frente al desafío de la seguridad alimentaria, siendo Su Majestad proactivo al considerarlo el mayor desafío al que se enfrenta el continente africano.
Su Majestad subrayó en este sentido: “He aquí el sentido de la Iniciativa para la Adaptación de la Agricultura Africana al cambio climático, denominada "Iniciativa Triple A", que hemos promovido con ocasión de la COP22. Dicha iniciativa constituye una respuesta innovadora y muy concreta frente a los desafíos comunes planteados por los cambios climáticos.
A partir de su lanzamiento, fue inmediatamente adoptada por una treintena de países africanos.
" La Iniciativa Triple A" tiene por objetivo movilizar una financiación más importante a favor de la Adaptación de la pequeña Agricultura Africana, acompañando igualmente la estructuración y aceleración de proyectos agrícolas en África, apoyándose sobre cuatro programas:
• la gestión racionalizada de los suelos;
• el control sostenible del agua agrícola;
• la gestión de los riesgos climáticos; y
• la financiación solidaria de los pequeños portadores de proyectos.
Aquí termina la citación del discurso real que resumió hace más de cinco años la contribución de la visión proactiva de Marruecos sobre la actualidad de la problemática alimentaria y las palancas para el surgimiento de una agricultura africana, que necesitamos ver concretada hoy para proteger a África del hambre y la pobreza.
Apoyando esta orientación, Marruecos moviliza los inmensos recursos en su poder en materia de fertilización para promover la agricultura africana a través de los proyectos de la Oficina Jerifiana de Fosfatos y la agricultura de invernadero en África, y pone a disposición de varios de sus hermanos los conocimientos marroquíes.
Su Majestad el Rey Mohammed VI, que Dios le asista, presidió la ceremonia de presentación del nuevo programa de inversión verde del Grupo OCP (2023-2027) y de la firma del protocolo de acuerdo entre el Gobierno y el Grupo OCP relativo a este programa, con una inversión global de unos 13 000 millones de dólares durante los próximos cuatro años. Este programa tiene por objeto aumentar las capacidades de producción de fertilizantes y pasar a una producción limpia verde. Este programa permitirá a Marruecos y a los países hermanos, especialmente en el continente africano, obtener abonos y fertilizantes durante el próximo periodo hasta el año 2040, de modo que contribuya a lograr la seguridad alimentaria en África y garantizar los alimentos al menor costo medioambiental, financiero y humano.
Querida/os colegas,
La juventud africana es una fuerza esencial para el desarrollo, como subrayó Su Majestad el Rey ante los líderes africanos en 2017, "el futuro de África sigue dependiendo de su juventud", lo que destaca "el imperativo apremiante de dirigir este capital demográfico hacia el despegue del continente".
No cabe duda de que todos estamos de acuerdo sobre el hecho de que el desempleo de los jóvenes africanos es uno de los dilemas del continente, que obstaculiza el beneficio de este valioso capital. También es un fenómeno explotado por movimientos terroristas y extremistas y partidarios de la secesión que, a su vez, constituyen uno de los desafíos a los que se enfrentan nuestros países.
Los éxitos alcanzados por los jóvenes y los cerebros africanos en las ciencias, la cultura y el deporte, son una lección para todos nosotros, para aprovechar el potencial de nuestros jóvenes, llamados a un mayor compromiso cívico y político para apoyar la construcción estatal e institucional y promover la democracia en el continente, que debe tener en cuenta nuestros contextos, nuestras condiciones históricas, nuestras tradiciones y nuestras culturas africanas. Este proceso también debe ser voluntario, querido y apropiado por los pueblos según la lógica de la acumulación.
Querida/os colegas,
Ustedes, la juventud africana y sus élites políticas, son responsables del renacimiento africano y de la construcción de una nueva África, el África del futuro. Tienen en las lecciones de la historia africana, lo que les motiva a conseguir este objetivo. A este respecto, tras los logros de los dirigentes de la independencia africana, el difunto Su Majestad el Rey Mohammed V y el difunto Su Majestad el Rey Hassan II, y los difuntos Sédar Senghor, Ahmed Sékou Touré, Patrice Lumumba, Kwame Nkrumah, Ahmadou Ahidjo, Houphouët Boigny y otros, ha surgido una nueva generación de jóvenes dirigentes africanos para llevar la antorcha de la reforma a principios del tercer milenio.
La lucha contra el hambre, la pobreza y la marginación y la contención de los conflictos es un acto político por excelencia, más que una problemática climática, y el hambre no es inevitable, sino más bien el producto de un sistema de relaciones, de distribución de la riqueza, de desequilibrios y de políticas, que los africanos debemos rectificar por nuestra propia voluntad, respetando nuestra historia, confiando en nuestras capacidades y siguiendo adelante hacia el futuro, unidos por una decisión africana independiente. En este sentido, quisiera recordar que los logros de los jóvenes africanos y sus habilidades deportivas durante la Copa Mundial de fútbol son, sin duda, la mejor prueba de que los jóvenes africanos son capaces de hacer frente a los desafíos.
Gracias por su atención.