Loor a Dios, la oración y el saludo sean sobre nuestro Señor Enviado de Dios, su familia y compañeros,
Señoras y señores Ministros,
Estimada/os colegas diputada/os,
Señoras y señores,
Nos reunimos hoy en el marco de esta sesión constitucional que culmina los trabajos de una legislatura completa, rica respecto a la producción legislativa y al trabajo con arreglo a las diversas competencias y funciones conferidas a la Cámara de Representantes. Nos reunimos también en un contexto nacional e internacional que ha sido y sigue siendo rico en acontecimientos, y nosotros en la Cámara, hemos velado por interactuar con los mismos de modo que haga de nuestra contribución institucional positiva y que favorezca la emergencia marroquí liderada con sabiduría, competencia y una visión estratégica proactiva, por Su Majestad el Rey Mohammed VI, que Dios le Asista.
Permítanme mis colegas, en atención a la importancia de esta etapa, y de acuerdo con las tradiciones institucionales, que hagamos juntos de forma sintética, reflexiva y breve una lectura rápida del balance de lo que hemos logrado juntos en tanto que componentes políticos de la Cámara durante la décima legislatura y de qué modo lo hemos logrado, centrándonos en especial en las lecciones que estimo a partir de mi posición como Presidente de la Cámara que deben extraerse, con el objetivo de adoptar la acumulación en nuestra vida política e institucional, y con miras a encaminarnos hacia el futuro en nuestra práctica parlamentaria siguiendo un enfoque que subsane las lagunas y remedie el déficit, y por supuesto la valorización de los logros positivos y partir de ellos. El objetivo, que todos compartimos como socios, sigue siendo edificar la nación, facilitar su progreso y aumentar su inmunidad.
Esta asociación en y para la patria, y en la reforma y para el futuro ha orientado nuestra labor, ya que hemos velado por adoptar esta metodología, o más bien este valor, lo que yo llamo el consenso democrático que hoy se consagra en nuestro país como una visión y un enfoque en la gestión de las cuestiones, las problemáticas y los desafíos que afrontamos hoy, orgullosos, unidos detrás de Su Majestad el Rey y bajo su liderazgo.
Quisiera empezar con una de nuestras prioridades nacionales, ya que debemos estar orgullosos de lo que ha logrado nuestro país con respecto al dosier de la consolidación de nuestra integridad territorial, y también debemos estar orgullosos de que si existe una causa sagrada que ha encarnado y encarna el consenso y la unanimidad, es esta causa en concreto. Hemos velado por abogar juntos por esta causa, presidencia, Mesa, presidentes de grupos y agrupamiento parlamentarios, presidentes de Comisiones, y en el marco de las secciones parlamentarias y los grupos de amistad, siguiendo el enfoque de la persuasión utilizando los argumentos relativos a la historia, al derecho internacional, a la prudencia y a la anticipación.
Hemos invocado y cumplido respecto a este expediente las directrices de Su Majestad el Rey al Parlamento, y a nosotros en la presidencia de la Cámara para "defender las causas supremas de la patria, especialmente a través de una diplomacia parlamentaria proactiva y eficaz".
Si en la defensa de nuestra integridad territorial nos apoyan y respaldan varias legitimidades tanto históricas como democráticas, legales y geográficas, lo que se ha logrado en la realidad en las provincias del sur desde el primer día de su recuperación, refuerza la credibilidad y la eficacia de nuestra posición nacional.
Los proyectos estructurantes de desarrollo en materia de infraestructuras, de equipamientos básicos, de servicios sociales y de sectores productivos llevados a cabo en estas regiones son hoy un título de la integración de las regiones del sur con el resto del país, un testimonio vivo y tangible de la cohesión nacional y espacial entre las regiones de Marruecos y un título de la recuperación por parte de estas provincias de las pérdidas causadas por el colonizador. Estas regiones han realizados avances cualitativos en materia de desarrollo, inversión pública y privada, provisión de servicios sociales y seguridad material y espiritual.
Un verdadero modelo de desarrollo se materializa en las provincias del sur. Sin dudas, lo que se ha logrado no habría sido posible sin la sabiduría, las directrices, la preocupación y el seguimiento de Su Majestad el Rey para este modelo de desarrollo, velando por su puesta en marcha y dotándolo de los créditos financieros, los mecanismos institucionales y las habilidades para su realización.
En lo tocante al aspecto diplomático, el reconocimiento oficial de los Estados Unidos de América de que las provincias del sur de Marruecos recuperadas son parte integrante del territorio nacional marroquí, culminó el proceso de logros de nuestro país. Se trata de un proceso marcado por la apertura por parte de numerosos países de sus consulados en las dos metrópolis de las provincias del sur de Marruecos, a saber: Layún y Dajla, y fortalecido por el apoyo internacional decisivo y claro a la intervención llevada a cabo por las Fuerzas Armadas Reales el 13 de noviembre de 2020, con el fin de garantizar la circulación y el tráfico en el paso de El Guerguerat. A estas fuerzas y a su Jefe Supremo y Jefe del Estado Mayor General, Su Majestad el Rey Mohammed VI, todo el reconocimiento, el aprecio y el respeto.
Estos logros han reforzado (y han sido reforzados por) otros alcanzados por nuestro país en los últimos años, entre ellos, como hemos dicho antes, el regreso del Reino a la Unión Africana y el valor agregado a la labor y las estructuras de la Unión, así como los logros alcanzados en las relaciones bilaterales de Marruecos con otros países africanos, gracias a la diplomacia de proximidad que dirige sobre el terreno, Su Majestad el Rey Mohammed VI, basada en la asociación, la cooperación y la búsqueda del beneficio común.
Se trata de un nuevo eslabón en el proceso de posicionamiento de nuestro país a nivel internacional y político en un contexto regional e internacional inestable, en el que la comunidad internacional se enfrenta a nuevos retos cualitativos.
De hecho, los logros alcanzados durante las últimas dos décadas en lo que respecta al establecimiento y la consolidación de la integridad territorial, y los éxitos conseguidos en este expediente a nivel internacional, confiere a la Cámara de Representantes, con todos sus componentes y órganos, una gran responsabilidad nacional que es motivo de seguir trabajando al frente de la diplomacia parlamentaria, en el marco bilateral y multilateral, con el fin de consolidar los logros y dar a conocer la legitimidad de nuestra causa, en el marco del enfoque real y de la cooperación y la complementariedad con la diplomacia gubernamental.
Seguramente, la frecuencia de estos avances no habría sido posible sin los logros internos, a saber: la consolidación de la democracia y el Estado de las instituciones, la salvaguardia de los derechos humanos, dotándolos de una connotación económica y social y la construcción sobre la acumulación de reformas.
Independientemente de nuestras pertenencias políticas, nuestras orientaciones ideológicas, nuestra posición institucional y política (en la mayoría o en la oposición), una de las cuestiones fundamentales que debe seguir siendo el factor determinante en nuestra interacción con otros en nuestras relaciones internacionales es nuestra causa nacional. Debemos seguir siendo prudentes y firmes en las diversas organizaciones parlamentarias, armarnos de la verdad y del discurso de la legitimidad y de los datos detallados relativo al expediente, así como afrontar las alegaciones de los opositores de nuestra integridad territorial y su falsa tesis. Sin lugar a dudas, esta labor perseguirá de acuerdo con un espíritu de patriotismo y un sentido de consenso nacional. En este sentido, los representantes de las provincias del sur que son miembros de la Cámara seguirán estando a la vanguardia de las secciones parlamentarias habida cuenta de su amplio y profundo conocimiento del expediente y porque son los representantes legítimos de los habitantes de las provincias del sur en la defensa de la integridad territorial. A nuestras familias en las regiones del sur y a sus élites todo el reconocimiento y el respeto.
Los éxitos alcanzados por nuestro país y su potencia regional, continental e internacional han enfurecido a algunos que comenzaron a crear crisis y eludir las reglas del derecho internacional y lo que debe regir las relaciones entre países y entorpecer el trabajo de las instituciones continentales, tal y como ha sucedido recientemente en el Parlamento Panafricano, que fue escenario en su última sesión de unos comportamientos retrógrados que no honran a África. Y si los opositores de nuestra integridad territorial, que se encuentran aislados en África y a nivel internacional, están tratando de dictar a los Estados sus posiciones, principios e incluso sus simpatías, pues ni las maniobras, ni la creación de problemas, ni la elusión de la ley, ni la descontextualización de las cuestiones hacen que nuestro país renuncie a ninguno de sus derechos legítimos en la soberanía, a la decisión independiente y a la continuación de su posicionamiento como potencia regional y continental que desempeña papeles decisivos en las ecuaciones regionales de acuerdo con la doctrina de neutralidad y de no injerencia en los asuntos internos de otros y la defensa de la justicia y la paz.
Estimada/os colegas,
La décima legislatura ha sido rica en términos de producción legislativa y de cantidad y calidad de los textos aprobados, sus finalidades, su utilidad y su impacto en la sociedad. Se puede decir que nuestra producción legislativa enmarca, en gran medida, la nueva generación de grandes reformas lanzadas por nuestro país bajo las directrices e instrucciones, y sobre la base de la visión de Su Majestad el Rey, y las transiciones que pretende lograr para consolidar la emergencia marroquí y la cohesión social.
Contrariamente a las conclusiones simplistas, la labor legislativa no puede reducirse a meros procedimientos y votaciones. Se trata de consenso, cultura, diálogo, persuasión, concesiones recíprocas e invocación de los intereses de la nación y la sociedad. Se trata de legislaciones que hipotecan las sociedades, organizan las relaciones y la relación del Estado con la sociedad, garantizan los derechos e impone los deberes. Si la opinión pública y los observadores que siguen lo parlamentario tienen derecho a notar, o en ocasiones a advertir la lentitud en la aprobación de legislaciones de gran actualidad, debemos darnos cuenta, por otro lado, de que esta actualidad y esta importancia exigen discusión más profunda, escrutinio y consenso más amplio, y mayor maduración de las circunstancias para la aprobación de los textos legislativos.
Hemos podido aprobar leyes orgánicas y otras ordinarias que fueron objeto de discrepancias políticas y sociales, e incluso se convirtieron en problemas crónicos. Todos recordamos el nivel y la calidad del debate que suscitaron estos textos en el Parlamento y en el espacio público, cosa que para nosotros es natural en vista de la nobleza, profundidad, trascendencia y valor social, histórico y jurídico y de derechos humanos de esta reforma.
El balance legislativo también ha sido cualitativo considerando la naturaleza de los textos aprobados, y en comparación con el contexto en el que trabajábamos, marcado durante 2020-2021 por las repercusiones de la pandemia “COVID-19” en todos los aspectos de la vida. En total, el número de textos constitutivos que hemos aprobado ha superado 80 que revisten gran importancia en nuestra vida política, económica, cultural y social.
En cambio, si existe un déficit en el ámbito legislativo que podemos reconocer durante la décima legislatura -como en el resto de las legislaturas como lo demuestran las estadísticas- es la inversión óptima de las iniciativas legislativas de los miembros de la Cámara, ya que el porcentaje de las proposiciones de ley aprobadas durante dicha legislatura no ha rebasado el 7%, o sea, 23 proposiciones del total de 330 textos aprobados, y el 8% del total de 257 proposiciones de ley presentadas por los miembros de la Cámara.
De hecho, registramos esta incapacidad en la interacción con las iniciativas legislativas de los miembros de la Cámara, y observamos que la iniciativa legislativa del Parlamento en algunos casos necesita un desarrollo cuantitativo y cualitativo y una mejora y perfección, reafirmamos la importancia de las proposiciones de ley y sus ventajas, quizás la más importante de las cuales es que el Parlamento, de esta manera ejerce de modo tangible sus poderes en la legislación, incluida la contribución de la iniciativa legislativa a colmar el vacío legislativo en una serie de actividades, sectores y cuestiones sociales.
Esta situación se debe al desequilibrio respecto a las capacidades, la pericia y la información entre los poderes legislativo y ejecutivo, la consolidación de una especie de cultura que debe corregirse, que trata las iniciativas legislativas de los parlamentarios con cierta cautela, y la comunicación débil entre las instituciones: entre el Gobierno y el Parlamento, entre los partidos y sus extensiones institucionales y entre la mayoría y los partidos que la constituyen.
La marginación de la iniciativa legislativa de los miembros del Parlamento también está vinculada con varios obstáculos objetivos y subjetivos, que ciertamente son superables, y no deberían frenar nuestra ambición común de desarrollar y perfeccionar esta competencia confiada a los parlamentarios en virtud de la Constitución. Para lograr este objetivo, quisiera recordar las propuestas que ya habíamos presentado en varias ocasiones, especialmente: 1.- Cada proposición de ley debe ir acompañada de un estudio sobre el contexto de su presentación y sus posibles efectos, una explicación de los motivos de su presentación y sus objetivos y 2- la mejora de la formulación de las proposiciones, lo que sería posible mediante dos medidas importantes adoptadas durante esta legislatura, a saber: la primera es la creación de una unidad administrativa encargada de redactar leyes para apoyar a los miembros de la Cámara en sus funciones legislativas, y la segunda es la creación de un Centro Parlamentario de Estudios e Investigaciones.
Espero que estas medidas sirvan de base para mejorar las iniciativas legislativas de los miembros de la Cámara.
Es necesario (y esta es una tercera propuesta) poner las iniciativas legislativas de los miembros de la Cámara en el centro del debate y la deliberación entre la Cámara de Representantes, el Gobierno y la sociedad representada por las instancias profesionales y civiles y los creadores de opinión, tomar las medidas necesarias sobre el destino de las proposiciones de ley y aplicar las disposiciones de la Constitución y el Reglamento Interno al respecto.
Estimada/os colegas,
La legislación no se completa con la aprobación de los textos, ni siquiera con su publicación en el Boletín Oficial, porque uno de los dilemas que pueden limitar el impacto de la legislación en la sociedad marroquí es la no aplicación de las leyes, a menos que se publiquen los decretos de aplicación relacionados, que pueden figurar en los textos aprobados.
A fin de superar estas condiciones, hemos procedido a tomar una serie de medidas que son de la competencia de control conferida a la Cámara, concretamente su poder para controlar la aplicación de las leyes que aprueba. Para ello, consideramos que deben adoptarse medidas para seguir de cerca la aplicación de las legislaciones, en particular mediante la publicación de decretos de aplicación:
Estimada/os colegas,
Si el control de la labor del Gobierno es una de las competencias y funciones tradicionales de los Parlamentos, en las circunstancias que atraviesan las democracias representativas, frente a las tendencias antiparlamentarias en todo el mundo y en el contexto de un mundo abierto y continuo, requiere creatividad continua en los modos de aplicación, a fin de que la labor de las instituciones legislativas a este respecto sea más atractiva y esté más cerca de los ciudadanos, fortaleciendo la confianza de la sociedad en las instituciones y la credibilidad de estas.
Durante la décima legislatura, con los órganos y los componentes políticos de la Cámara, hemos velado por garantizar que todas las cuestiones de la sociedad y todo evento nacional tuvieran su resonancia en la Cámara de Representantes, en aplicación del principio de interacción con las preocupaciones de la sociedad, en consolidación del principio que consiste en que las principales cuestiones de la sociedad deben ser objeto de debate y deliberación y resolverse en el marco de las instituciones y sus actores, sean representantes electos o tomadores de decisiones y ejecutores.
En el marco de los órganos y componentes políticos de la Cámara, hemos obrado por desarrollar la función de control de la Cámara para que encarne el principio constitucional consistente en vincular la responsabilidad con la rendición de cuentas y trabajar en el marco de la cooperación y complementariedad entre los poderes de una manera que las políticas públicas, los programas y las intervenciones públicas sean productivas e impactantes en la vida de los ciudadanos.
En la elección de los ejes de las sesiones de control, teniendo en cuenta el contexto nacional, hemos adoptado el enfoque de la consulta, la maduración del consenso y la escucha mutua respecto a los órganos y componentes de la Cámara, y entre los órganos de la Cámara y el poder ejecutivo.
La revisión y el enriquecimiento del Reglamento Interno de la Cámara a la luz de las disposiciones de la Constitución de 2011 y de conformidad con una serie de leyes orgánicas, han constituido un punto de entrada clave para aumentar el atractivo y la eficiencia de las sesiones plenarias de control, adoptar el enfoque de los sectores y la gestión inteligente del tiempo destinado a las réplicas adicionales con el fin de permitir la participación del mayor número de los miembros de la Cámara, y en consideración a las distintas sensibilidades políticas en cada sesión y en cada debate sectorial.
Por otro lado, la Cámara ha intensificado los mecanismos de control a través de las Comisiones parlamentarias permanentes, escuchando e interpelando a los miembros del Gobierno y los responsables de las instituciones y empresas públicas, y a través de las misiones exploratorias y el examen de los informes del Tribunal Supremo de Cuentas.
El examen de estos informes y de los informes de las misiones exploratorias han constituido un logro importante para la Cámara que han contribuido a crear un rico debate público sobre temas que acaparaban la atención de la opinión pública, y sin duda sería una fuente de apoyo para la implementación del principio de vinculación de la responsabilidad con la rendición de cuentas y la consolidación de la gobernanza del servicio público.
Durante la décima legislatura, hemos velado colectivamente, Mesa de la Cámara y presidentes de los grupos y el agrupamiento parlamentarios, por saltar todas líneas rojas en el control de la gestión de las instituciones públicas, interpelando a sus presidentes o directores en presencia de los Ministros concernidos. Las recomendaciones derivadas de los informes y las deliberaciones de la Comisión, han contribuido a suscitar la atención política, institucional y de los medios de comunicación sobre la situación de las instituciones públicas, su posición en la economía nacional y su papel en el desarrollo.
Entre las conclusiones centrales que se pueden registrar durante la décima legislatura en relación con el ejercicio de la Cámara de sus competencias, la tendencia general a lo que es control y evaluación que en ocasiones supera la acción legislativa, lo que es comprensible y legítimo en el contexto general mundial marcado por la apertura y las elevadas demandas de las sociedades en materia de gobernanza y transparencia, y en el contexto constitucional e institucional nacional, que aumenta la importancia de la rendición de cuentas para la transparencia.
Esta conclusión o transformación (por así decirlo) plantea varios retos para las élites parlamentarias y supone varias apuestas que deben concretarse, incluyendo la apuesta por mejorar la producción y la presencia productiva y no perder el tiempo parlamentario y político, y en concreto seguir las recomendaciones y propuestas acordadas para mejorar las políticas públicas y su impacto en la sociedad, la comunicación entre los componentes de la Cámara, el Gobierno y la opinión pública y concretar las disposiciones constitucionales de cooperación, integración y equilibrio entre poderes. Naturalmente, nuestro objetivo colectivo sigue siendo el de fortalecer la confianza en las instituciones, aumentar su credibilidad y hacer del ejercicio de sus competencias y funciones generador de valores en la política.
La acumulación de las solicitudes de las Comisiones Parlamentarias para llevar a cabo misiones exploratorias requiere una revisión del enfoque adoptado por la Mesa de la Cámara en la autorización de la realización de dichas misiones, de manera que impida los conflictos de intereses, la no finalización de las mismas (de las 27 misiones autorizadas por la Mesa, se presentaron los informes de cuatro misiones en la sesión), la repetición de misiones sobre el mismo tema o sobre el tema próximo y la autorización a una sola Comisión la realización de varias misiones. Necesitamos establecer una verdadera gobernanza para estas misiones para que sigan siendo creíbles en el contexto del control parlamentario.
Asimismo, existe la voluntad de extender la competencia relativa a la evaluación de las políticas y los programas públicos para comprender varias apuestas. Si la Cámara de Representantes ha acumulado experiencias en este campo no menos importantes, valiosas y de calidad que las habituales en las antiguas democracias después de solo diez años de su constitucionalización, este período es suficiente para extraer algunas lecciones, especialmente porque el concepto de evaluación era una tesis central en el informe sobre la conceptualización del nuevo modelo de desarrollo, que nuestro país comenzará a implementar. Estas lecciones consisten, en primer lugar, en la necesidad de una preparación anterior para iniciar el proceso de evaluación acordando, el tema anual de evaluación al final de cada año legislativo, lo que ayudará a realizar al menos un proceso de evaluación durante cada año legislativo.
En segundo lugar, el número de representantes de cada grupo y agrupamiento parlamentario debe duplicarse en el grupo temático para facilitar el reparto de tareas entre sus miembros, para agruparlas posteriormente.
Una programación del proceso de evaluación debe establecerse y respetarse, que incluya las etapas de realización, la fecha de finalización de cada subproceso, las fechas de finalización de los trabajos de campo, la redacción del informe y su presentación.
Para que el ejercicio de esta nueva competencia constitucional sea eficiente, y para que la evaluación sea productiva y eficaz en la perfección de las políticas públicas, hay que asegurarse del seguimiento del destino de las conclusiones y recomendaciones alcanzadas en cada proceso de evaluación. Y si este seguimiento corresponde a la Cámara de Representantes a través del control de la acción del Gobierno y la legislación, al poder ejecutivo también le concierne la implementación de las recomendaciones, especialmente las que son objeto de acuerdo durante la sesión plenaria dedicada al examen del informe del grupo temático. De lo contrario, la pregunta sobre la viabilidad y las finalidades de este trabajo permanecerá planteada.
Estimada/os colegas,
En Marruecos, como en el resto de los países del mundo, atravesamos un período histórico difícil como consecuencia de la pandemia “COVID-19”. Nuestro país, bajo el liderazgo de Su Majestad, ha logrado gestionar la pandemia y sus repercusiones de manera eficaz. Podemos resumir estas medidas, o mejor dicho, grandes éxitos como sigue:
En todos estos éxitos se encarnan el valor, la fuerza, la sinceridad y la determinación del liderazgo de Su Majestad el Rey del país en estas circunstancias internacionales excepcionales y difíciles.
Los indicios indican que nuestro país está transformando la crisis provocada por la pandemia en oportunidades de progreso y prosperidad, ganando la apuesta del relanzamiento de un sólido dinamismo económico para la era pos-COVID 19, en paralelo a la apuesta por consolidar la democratización y la estabilidad.
Ciertamente, todos estos logros han sido alcanzados gracias a la institución real que formó una cohesión social, siendo la garante de la continuidad del Estado, el respeto a la constitución, el buen funcionamiento de las instituciones, la preservación de la opción democrática con arreglo a la Constitución y el consenso siendo ella misma su pilar.
Lo dicho ha sido posible gracias al posicionamiento de nuestro país entre las democracias emergentes basadas en una rica diversidad cultural, un sólido pluralismo político y una Constitución democrática moderna y liberal, que a su vez fue el fruto de muchas enmiendas, consensos y diálogo nacional entre los diversos componentes de la nación.
Estos logros deben siempre ser preservados, valorados y perfeccionados de una manera que garantice su sostenibilidad y apropiación por parte de los componentes de la sociedad, con el fin de protegerse así de los riesgos de recaída, tensión, extremismo, rupturas y desesperación.
En un contexto mundial en el que las democracias se enfrentan a muchos desafíos y buscan renovarse, en Marruecos debemos estar orgullosos de nuestras tradiciones democráticas, obrar por consolidar nuestra cultura política y democrática y buscar el consenso en torno a las reformas importantes que fortalezcan y consoliden nuestro modelo democrático modernizador.
La adopción del consenso no debe eliminar la diferencia que a nuestro juicio es uno de los pilares de la democracia, y su adopción no debe ser una táctica o medida circunstancial u ocasional, sino que debe abordarse como una parte de la cultura política y democrática.
Creo que solo el consenso puede ayudar a evitar rupturas en la historia y en las relaciones entre socios / opositores, por lo tanto su consolidación en tanto que pensamiento, cultura y filosofía de gestión solo puede ser beneficioso para la estabilidad y la ampliación de la base de participación.
Refiriéndose a las características de la etapa y del contexto actual en nuestro país marcado por la continuación de las reformas y el afán de Su Majestad el Rey por dar un nuevo aliento a los diversos aspectos de la vida, es de destacar que Marruecos, al final de la décima legislatura, inaugura una nueva etapa de reformas económicas, institucionales y sociales. De hecho, ha comenzado a lograr transformaciones y transiciones decisivas en las diferentes áreas, con todos los desafíos que plantean, por supuesto, que requieren nuestra inteligencia colectiva y nuestra movilización colectiva detrás de Su Majestad el Rey.
Se trata de tres transiciones principales:
La primera consiste en que nuestro país adoptará e implementará el nuevo modelo de desarrollo, cuya implementación necesitará requisitos en el campo legislativo, la orientación legal e institucional, y en el campo de control y evaluación.
La segunda transición, en el contexto de este nuevo modelo y la encarnación de sus dimensiones sociales, radica en que nuestro país está a punto de iniciar una transición decisiva en el ámbito de la protección social. No se trata solo de darle a la solidaridad y la ayuda mutua un concepto ciudadano, moderno, legal e institucional, con la contribución de todas las partes, sino principalmente a través de una inversión estratégica en el ser humano y la garantía de sus derechos para acceder a los buenos servicios de salud, a una educación de calidad y productiva, que facilita la igualdad de oportunidades que será la clave del avance social y el primer paso para hacer frente a la vulnerabilidad y las disparidades, y a una jubilación cómoda que garantiza la dignidad.
En relación con estas ambiciosas y esperadas transiciones económicas y sociales, y a fin de atender a sus necesidades financieras, Su Majestad el Rey Mohammed VI había ordenado la creación del "Fondo Mohammed VI para la Inversión", como fondo estratégico de inversión para la financiación, que se complementa con la reforma fiscal y la reestructuración de las instituciones y las instalaciones públicas, sus intervenciones y sus competencias.
Desde una perspectiva objetiva, y a modo de gratitud, reconocimiento y respeto debido, debemos recordar que Su Majestad el Rey Mohammed VI, con estos enormes y ambiciosos proyectos, conduce a Marruecos, en estas difíciles circunstancias nacionales y mundiales, con sabiduría, clarividencia y una visión proactiva y predictiva, al modelo de Estado de bienestar social, cuya urgente necesidad ha sido demostrada en el contexto de la pandemia de COVID-19, y a su modelo de desarrollo acorde con su contexto, historia y peculiaridades de un Estado auténtico que ya dispone en efecto de las tradiciones del Estado, siendo un Estado firmemente arraigado en la historia.
Estas importantes reformas cualitativas y estructurantes colocan a la institución legislativa, los componentes políticos y las élites ante responsabilidades históricas. Necesitan también una movilización excepcional y una capitalización que permita la acumulación. El objetivo sigue siendo el logro del progreso y la inmunidad de Marruecos, la consolidación de la democracia y la mejora de la eficiencia de las instituciones en el marco de nuestro modelo democrático, moderno y solidario, en el que el pueblo marroquí y sus fuerzas vivas están unidos detrás de Su Majestad el Rey. Mohammed VI, que Dios Le Asista, que está liderando a Marruecos en su emergencia y surgimiento como una fuerza democrática y económica que goza de una posición reconocida internacionalmente.
Estimada/os colegas,
Señoras y señores,
Lo que hemos logrado es fruto del trabajo colectivo de los distintos componentes y órganos de la Cámara, mayoría y oposición, que no se habría logrado sin la participación y la movilización de todos, y sin la cooperación entre los poderes legislativo y ejecutivo. Gracias a todos los que han contribuido a lograr lo que hemos logrado. Gracias a ustedes, mis colegas, en quienes he encontrado el mejor apoyo y respaldo para llevar a cabo la misión que tuve el honor de asumirla con orgullo al frente de la Cámara de Representantes. Gracias al personal de la Cámara por su constante disposición a apoyar a los componentes políticos de la Cámara en el desempeño de sus funciones.
Gracias a los organismos que apoyan y permanecen dispuestos día y noche a desempeñar sus tareas, y me refiero a las mujeres y los hombres de la Seguridad Nacional, los miembros de las Reales Fuerzas Armadas y los miembros de la Protección Civil. Y por supuesto gracias a los agentes de limpieza y de trabajos privados, hombres y mujeres, que nos garantizan las mejores condiciones para trabajar de forma cómoda. Gracias a los medios de comunicación que han acompañado la labor de la Cámara con análisis, comentarios y críticas.
Gracias por su atención.