Me enteré, con asombro y decepción, de la inscripción de un proyecto de resolución en el Parlamento Europeo sobre un supuesto "uso de menores por parte de las autoridades marroquíes" en la crisis migratoria de Sebta.
Se trata de una iniciativa que está en total desacuerdo con la calidad de la cooperación entre el Parlamento marroquí y el Parlamento europeo.
Esta iniciativa se enmarca en un intento de desviar la atención de una crisis política puramente bilateral entre Marruecos y España. Como todo el mundo sabe, esta crisis no está ligada a la migración sino a la entrada en España, de manera fraudulenta, de un individuo procesado por la justicia española por delitos graves contra víctimas españolas.
La instrumentalización de la cuestión migratoria, y en particular la cuestión de los menores no acompañados en este contexto, es claramente una maniobra destinada a europeizar una crisis bilateral. Deploro la explotación de un incidente excepcional en una asociación en la que Marruecos desempeña un papel ejemplar.
En el ámbito migratorio, y como han declarado las autoridades marroquíes, Marruecos no actúa bajo el mando de la Unión Europea ni como contraparte. Lo hace como socio y en el marco de una responsabilidad compartida, como demuestran las cifras de cooperación en materia de migración y seguridad de los últimos años, lo que algunos eurodiputados parecen ignorar.
La Cámara de Representantes, que seguirá muy de cerca este asunto, espera que prevalezca el espíritu constructivo de asociación y que el Parlamento Europeo no caiga en la trampa de la escalada.