En nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso
Señor Ennam Mayara, Presidente de la Cámara de Consejeros,
Señoras y señores Presidentes de los Consejos Nacionales, cada uno en su nombre y calidad,
Señoras y señores jefes y miembros de las delegaciones,
Señoras y señores,
Me complace una vez más encontrarme con ustedes, queridos invitados, y darles la bienvenida al Reino de Marruecos, por amable invitación de mi colega, Ennam Mayara, a quien reitero mi agradecimiento por haber implicado a la Cámara de Representantes en esta Conferencia Parlamentaria, que tiene como objetivo aportar ideas y propuestas para reforzar la cooperación Sur-Sur a la luz de los actuales contextos tanto regionales como internacionales.
Como todos sabemos, la idea de la cooperación Sur-Sur no es nueva. Hace más de 60 años, el Movimiento de Países No Alineados nació en el contexto de la Guerra Fría. Se trata de un movimiento mundial que se opone al colonialismo y trata de mantener una distancia entre los dos polos del mundo durante 45 años.
En la dinámica de su creación, los pueblos y dirigentes de los países del Movimiento aspiraban a que los países de África, América Latina, Asia y una parte de Europa del Este pudieran lograr un desarrollo común y tomar la decisión política y diplomática independiente para sus países. Sin embargo, la ideologización del Movimiento, su falta de compromiso con el espíritu de su creación y las difíciles circunstancias a las que se enfrentaron algunos de sus países durante la construcción del Estado-nación, son factores que han debilitado sus nobles objetivos.
No estamos en el proceso de evaluar el desempeño del Movimiento de Países No Alineados, al que deseamos éxito, en su forma y visión actuales, pero sí estamos en el proceso de buscar vías que permitan a nuestros países progresar económica, política y socialmente, y ocupar la posición que merecen en el mundo del siglo XXI, disfrutando de sus vastos y diversos recursos e influyendo en las decisiones internacionales de tal modo que refleje su historia, peso y demografía.
En el conjunto de las problemáticas y cuestiones propuestas para el debate en esta Conferencia, nuestros países poseen todos los medios y cartas para progresar y emerger, y por qué no cambiar el curso de la historia.
En lo que respecta a la economía, la energía y las materias primas, nuestros países tienen un enorme potencial:
La riqueza de nuestras culturas, su diversidad, su profundidad y su arraigo siguen siendo fundamentales para el renacimiento de nuestros grupos regionales. Se trata de un mosaico que no se puede estandarizar ni dominar, porque es el motor de la conciencia histórica y un incentivo para aferrarse a nuestros orígenes, de tal modo que no excluye a los demás ni hace de sus diferencias un obstáculo para la cooperación, la aculturación y el intercambio.
Señoras y señores,
Frente a este potencial, que debe transformarse en riquezas y proyectos, se plantea la pregunta de los retos a los que se enfrentan nuestros países. Entre ellos, los retos de la inestabilidad, los conflictos, las migraciones, los desplazamientos y el asilo, las repercusiones de los desequilibrios climáticos, los bajos niveles de inversión y de capital, la debilidad de los intercambios comerciales entre nuestros países y su dependencia principalmente de los países del centro, los débiles valores de exportación de nuestros bienes y nuestra incapacidad para conseguir nuevas tecnologías y competencias para transformar nuestro potencial en riquezas.
Creo que, para superar este problema, debemos buscar la complementariedad entre nosotros, explotar las oportunidades que ofrece y proporcionar el entorno adecuado y atractivo para las inversiones mediante las legislaciones abiertas, la gobernanza del servicio administrativo y el fomento de una cultura empresarial.
Nuestros países disponen de un enorme potencial para invertir en la economía verde y las energías renovables, con las oportunidades de empleo que crean, el impulso económico que generan y el merecido posicionamiento que ofrecen en las sociedades de la información y el conocimiento.
Por supuesto, nuestra alianza como grupos geopolíticos en torno a decisiones políticas unificadas, el rechazo de los conflictos entre nuestros países y nuestro compromiso total con el respeto a la soberanía, la integridad territorial y las decisiones soberanas de nuestros países son todas condiciones hoy confirmadas por las lecciones de la historia para alcanzar nuestros objetivos. Tenemos muchos ejemplos de éxito internacional. Los países de la Unión Europea han conseguido lo que han conseguido, tras haberse comprometido a que no hubiera ninguna guerra después de la Segunda Guerra Mundial dentro de las fronteras de la Comunidad Europea, destinaron la riqueza mineral y el dinero dedicado a las armas hacia industrias modernas y la construcción de grandes instalaciones, así como abrieron las fronteras entre ellos y unificaron sus políticas y su moneda.
No creo que nuestros países sean incapaces de lograr tales proyectos si existe la voluntad política y la determinación de sus instituciones, ya sean gobiernos, parlamentos o élites, y si los ciudadanos creen en este objetivo, especialmente porque contamos con sistemas regionales eficaces, ya sea en América Latina, en África o en el mundo árabe, particularmente en el Golfo Árabe.
Nosotros, en tanto instituciones legislativas en particular, debemos unificar nuestros alegatos en los foros internacionales para defender nuestras causas, denunciar la injusticia que han sufrido nuestros países en el contexto de un sistema internacional injusto, e insistir en nuestro derecho a beneficiarnos de la tecnología y las competencias que deberían transferirse al menor coste.
Estimada/os colegas,
No hablaré mucho de los esfuerzos desplegados por el Reino de Marruecos para alcanzar estos objetivos durante la lucha por la independencia, en la que todos participamos, durante la fase de construcción del Estado nacional y hoy en el contexto de la globalización y sus desafíos, pero permítanme mencionar uno de los ambiciosos y creativos proyectos propuestos recientemente por Su Majestad el Rey Mohammed VI, que Dios le Asista, consistente en la iniciativa de reforzar el acceso de los países del Sahel al Océano Atlántico y desarrollar la costa atlántica de África.
No cabe duda de que nuestros tres grupos geopolíticos -África, el mundo árabe y América Latina- están concernidos por esta iniciativa innovadora y estratégica. Imaginemos la magnitud de la dinámica que creará, el alcance del desarrollo que generará, los grandes beneficios que conseguiremos de ella y, esencialmente, el valor de una fructífera solidaridad de beneficio estratégico compartido. Estamos hablando de grandes proyectos de inversión para la conectividad, la comunicación, la producción y la integración en inmensos recursos humanos y naturales.
Esta es sólo una de las iniciativas y proyectos profundamente arraigados que el Reino no duda en proponer como parte de la doctrina de la cooperación Sur-Sur, que ya forma parte integrante del credo de la diplomacia marroquí, tal y como ha sido establecida y dirigida por Su Majestad el Rey, que Dios le asista.
Les agradezco su atención y les deseo mucho éxito en sus trabajos.