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Alocución del Presidente de la Cámara de Representantes en el Foro Parlamentario Económico Euromediterráneo y del Golfo del Parlamento Mediterráneo

Pronunciada por el Primer Vicepresidente, Mohamed Sabbari, en nombre del Presidente

Marrakech, 7 a 8 de diciembre de 2022

 

Señor Jefe de Gobierno, 

Señor Presidente de la Cámara de Consejeros,

Señor Presidente del Parlamento Mediterráneo,

Señor Presidente del Parlamento Panafricano,

Señora Presidenta del Senado de Zimbabue y Presidenta de la Unión Parlamentaria Africana,

Señor Presidente del Parlamento Árabe,

Señor Presidente del Consejo Nacional Federal de los Emiratos Árabes Unidos,

Presidente del Consejo de la Shura del Reino de Arabia Saudita,

Señores Presidentes,

Excelentísimos presidentes y directores de las organizaciones nacionales e internacionales, cada una en su propio nombre

Quisiera darles la bienvenida a este foro de alto nivel organizado por la Cámara de Consejeros del Reino de Marruecos y el Parlamento del Mediterráneo, en el que los parlamentarios, los representantes de los Gobiernos, los actores económicos y los presidentes de las organizaciones económicas internacionales y regionales examinarán cuestiones que son cada vez más importantes y de actualidad en los contextos tanto internacionales como regionales, cuya fragilidad y los desafíos que plantean todos conocemos.

Quisiera elogiar la elección de los ejes de este foro constitutivo, que están dialécticamente vinculados entre sí, siendo las mismas preocupaciones y problemáticas comunes a las que se enfrentan el Golfo Árabe y la región euromediterránea.

Se trata de desafíos crónicos que se han ido multiplicando, creando nuevas crisis y expandiéndose territorialmente. Sin duda, son problemáticas históricas, ya que la vuelta a la historia moderna, nos recuerda que el Parlamento Mediterráneo, 
heredero de la Asamblea Parlamentaria del Mediterráneo, siendo el Parlamento marroquí uno de sus fundadores en 2005, fue lanzado en 1992 como mecanismo de la Unión Interparlamentaria en Malaca bajo el nombre de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en el Mediterráneo, teniendo en cuenta una preocupación imperante en aquel entonces que consistía en afrontar tres grandes retos, y dar respuesta parlamentaria a los mismos.

1) la cooperación política y la seguridad para lograr la estabilidad;

2) Lograr la cooperación económica mediante el desarrollo común y la creación de asociaciones;

3) el diálogo entre civilizaciones y derechos humanos.

Treinta años después del surgimiento de este pensamiento parlamentario, que ha dado lugar a un marco parlamentario regional institucionalizado, nos encontramos ante los mismos desafíos, incluso frente a situaciones muy complicadas y crisis intratables.

La región del Mediterráneo, y los países que la rodean, conocen hoy conflictos internos devastadores que están obligando a millones de personas a huir, a emigrar y a buscar refugio con todas las tragedias humanitarias que sufren los pueblos de los países inestables.

Como sabemos, la región del Mediterráneo es una de las geografías que está conociendo flagrantes desigualdades  en términos de riqueza y de cosecha de los frutos del progreso humano, además de ser la región en la que se acumulan cada vez más las armas, y donde los movimientos migratorios irregulares se han convertido en la principal causa de muchas tragedias y donde los desequilibrios climáticos están encarnados en sus imágenes perturbadoras, como la sequía, el estrés extremo del suelo y de  los recursos hídricos y marinos, etc.

Además, los pueblos del Mediterráneo pagan el precio del cierre de las fronteras entre más de dos países, lo que repercute en las inversiones y los intercambios, de modo que la alza de los precios de la energía y del coste de producción no contribuye a lograr la recuperación económica prevista en más de un país y, paralelamente, la seguridad alimentaria cuestiona las políticas internacionales en este ámbito.

Señoras y señores

No cabe duda de que este foro es una ocasión y un espacio para concretar una visión común para la seguridad, la paz y el desarrollo conjunto en los países del Golfo Árabe y en la región euromediterránea. Se trata también de un pensamiento y un proyecto apoyados por varios factores, teniendo en cuenta la riqueza de la que disponen las dos regiones. Hay un enorme potencial para construir la integración económica y tecnológica, ya que los países del Golfo disponen de enormes recursos energéticos, y nos sentimos orgullosos de que nuestros hermanos de estos países los hayan empleado para llevar a cabo grandes cambios en sus economías, sabiendo que existen enormes posibilidades para la producción de energía a partir de fuentes renovables en el Golfo y el sur y el este del Mediterráneo. Del mismo modo, podemos estar orgullosos en Marruecos de lo que se ha logrado bajo el liderazgo de Su Majestad el Rey Mohammed VI en este campo, que está patrocinando un importante renacimiento agrícola que proporciona alimentos a los marroquíes y refuerza las exportaciones del país y el desarrollo industrial en varios sectores pioneros (el Reino fabrica 700.000 autos por año, o sea, más de un automóvil por minuto).

Además, las dos regiones cuentan con altas capacidades tecnológicas, industrias avanzadas (específicamente en Europa) e infraestructura de transporte marítimo y aéreo, mientras que están ubicadas en un área estratégica entre el Norte y el Sur. 

Las dos regiones disponen de grandes mercados que están abiertos a cientos de millones de consumidores en otras regiones del mundo.

Todas estas posibilidades de integración requieren la decisión política, la audacia en la toma de decisiones económicas por parte del sector privado, la eliminación de las representaciones preconcebidas cada uno sobre el otro, el respeto de los contextos y particularidades de cada país y de sus especificidades civilizatorias y culturales. 
Necesitan también transferir la tecnología y las habilidades del 
norte al sur y al este del Mediterráneo, y la solidaridad en el establecimiento de equipos básicos en un país, así como a través de las fronteras entre los países.

Debemos obrar y abogar juntos en marcos multilaterales para liberar a la región principalmente de las causas y repercusiones de las guerras, los conflictos y las crisis. No puede haber desarrollo sin estabilidad colectiva, sin paz y sin Estados fuertes. El desarrollo necesita estabilidad y cohesión sociales, inclusión y lucha contra todo tipo de vulnerabilidad. Por supuesto, todos sabemos que las aspiraciones legítimas aumentan aún más en la era de la digitalización y de los medios de comunicación avanzados y acelerados. 

No necesito extenderme más acerca de la explotación por parte de los movimientos terroristas y extremistas de la inestabilidad y los conflictos para construir medios y discursos de destrucción que utilizan contra la voluntad de la vida, la coexistencia, la seguridad, la estabilidad y la tranquilidad.

No discrepamos, señoras y señores, de que nuestros pueblos en esta región están cansados ​​de guerras y conflictos no resueltos, y esperan perspectivas de prosperidad común.

Sin el respeto de la soberanía y la integridad territorial de los Estados, no habrá el clima necesario para los intercambios económicos, políticos, diplomáticos, culturales y simbólicos. Por otra parte, una parte de la región del Mediterráneo está en África, un continente con un enorme potencial de desarrollo y progreso, que tenemos que tener en cuenta en todas las políticas internacionales. Es el continente del futuro y merece justicia económica y climática y revalorización histórica, civilizatoria y humana.

África necesita también asociaciones e inversiones, y esencialmente debe ser conocida por el mundo más profundamente que este debe apreciar su potencial y sus capacidades para contribuir a la construcción del futuro y al enriquecimiento del mundo.

Aprovecho la presencia de varios dirigentes de organizaciones económicas con nosotros hoy, para asegurarles que no es ético que el mundo disfrute de la riqueza resultante del progreso industrial y tecnológico y de los intercambios internacionales, mientras que África sigue al margen. Se trata de un continente que proporciona al mundo muchas materias primas que son inevitables en varias industrias y transformaciones tecnológicas.

Si el nacimiento de la Organización Mundial del Comercio (OMC), aquí en Marrakech, en el Reino de Marruecos, en 1994, en la Conferencia del GATT -el Acuerdo sobre Comercio y Aranceles Aduaneros- surgió de un largo proceso de negociaciones con el fin de lograr la prosperidad mundial, la situación en África cuestiona el conjunto de los componentes del orden económico mundial actual. El mundo debe pagar una deuda a África. De hecho, el Golfo árabe y el Mediterráneo deben integrarse con el continente africano.

Gracias por su intención