Señor Jefe de Gobierno,
Señor Presidente de la Cámara de Consejeros,
Señor Ministro de Estado encargado de Derechos Humanos y Relaciones con el Parlamento,
Señor Coordinador del sistema de las Naciones Unidas en Marruecos,
Señorías Responsables de las asociaciones de la sociedad civil,
Honorable público
Tengo el honor de participar en esta reunión que rinde homenaje a las asociaciones de la sociedad civil marroquí, y principalmente a las mujeres y hombres encargados de la acción asociativa, la supervisión social y cultural y la misión de la realización de proyectos en varios aspectos.
En esta ocasión, quisiera saludar el dinamismo de las autoridades civiles y las asociaciones, y su compromiso con la acción en muchos ámbitos, desde la educación, la supervisión y la educación, hasta la contribución al desarrollo local, y mediante por supuesto, y principalmente, la defensa y la consolidación de los derechos humanos, en sus diferentes dimensiones y generaciones.
Permítanme, a este respecto evocar los papeles cruciales que ha desempeñado la sociedad civil en la historia marroquí moderna y contemporánea. Durante la fase colonial fue un vivero de graduados y formación en beneficio de los nacionalistas, un respaldo al movimiento nacional marroquí e incluso una incubadora del pensamiento nacional en el corazón de la batalla por la liberación nacional.
Desde la independencia, ha jugado un papel central en la consolidación del pensamiento nacional, en la construcción de la personalidad marroquí, en la desconexión y el fin de la dependencia respecto a los poderes coloniales. Del mismo modo, contribuyó a consolidar la idea de independencia en sus dimensiones culturales, económicas y de valores, y a preparar la apertura a los horizontes de la cultura, los valores humanos y la democracia universal, consolidando así la práctica de las tradiciones de libertad de reuniones, asociaciones y libertades públicas regidas por el Dahir de 1958, que el difunto Su Majestad Mohammed V veló por su firma, estableciendo una consagración oficial final del pluralismo en todas sus dimensiones y significados, intelectual, político, cultural y social.
A lo largo de las décadas, la sociedad civil marroquí ha contribuido a enriquecer el campo cultural, preocupándose por el pluralismo, la diversidad, la capitalización de la acción y la producción cultural y su vehículo, contando con la dimensión territorial. Por otro lado, ha contribuido a defender los derechos humanos y las libertades desde su posición y dentro de los límites de sus funciones, y a consolidar el edificio democrático e institucional.
Esta histórica batalla sobre el terreno llevada a cabo por la sociedad civil marroquí fue coronada por el sitio otorgado por la Constitución de 2011 a las asociaciones de la sociedad civil, previendo sus derechos, obligaciones y papeles. En virtud de la Constitución, la sociedad civil es una parte que contribuye a la toma de decisiones y la realización de los proyectos ante las instituciones electas y las autoridades, así como su implementación y evaluación según lo previsto en el artículo 12 de la Carta Magna, que hace que sea entre las responsabilidades de las autoridades públicas la creación de instancias de concertación con vistas a implicar a los diversos actores sociales en la elaboración de las políticas públicas y su aplicación.
Estamos ante múltiples posibilidades y horizontes más amplios abiertos por la Constitución y las legislaciones nacionales a la sociedad civil marroquí para contribuir a los asuntos públicos, dar más gobernanza a su gestión y para que las políticas, los programas y las legislaciones respondan a las necesidades de la sociedad.
La proximidad que caracteriza la acción de las asociaciones civiles, su extensión y la diversidad de sus campos de actividad son, sin duda alguna, elementos que les permiten supervisar las iniciativas de los ciudadanos en los ámbitos de las peticiones dirigidas a las autoridades públicas, las instancias electas locales y nacionales, así como las mociones en materia legislativa dirigidas a las dos Cámaras del Parlamento.
En la misma medida que esta orientación contribuirá a incrementar la credibilidad y la popularidad de las asociaciones civiles, se convertirá en un factor para ampliar la participación ciudadana, fortalecer las instituciones e instaurar la confianza.
Por otro lado, debemos siempre tener presente, tanto en nuestro pensamiento como en nuestras prácticas, que la democracia participativa como requisito constitucional no reemplaza la democracia parlamentaria y las instituciones representativas. Asimismo, cabe respetar las fronteras entre lo político y lo civil, ya que las instituciones civiles no pueden, y desde luego no quieren, reemplazar a los partidos políticos. Creo que una parte de la fuerza de la sociedad civil reside en su independencia del resto de los campos y organizaciones, de modo que le permite ser un afluente de la democracia y una de las herramientas para enriquecer la labor democrática.
Señoras y señores
Para alcanzar este objetivo, hemos creado en la Cámara de Representantes la Comisión de Peticiones (que ampliaremos su competencia para comprender las mociones en materia legislativa) cuya misión es recibir las peticiones de las ciudadanas y ciudadanos conforme a las disposiciones de la Constitución, el Reglamento Interno de la Cámara y la ley orgánica en la materia. Hemos incluido en el nuevo organigrama administrativo de la Cámara dos servicios de las peticiones y mociones en el ámbito legislativo.
Por otro lado, hemos elaborado con el Gobierno, una plataforma informática dedicada a la gestión de las peticiones de los ciudadanos, la interacción con las mismas y la definición de su destino.
En efecto, aspiramos juntos a que la sociedad civil desempeñe el papel que le corresponde en la orientación de las iniciativas de los ciudadanos en el ámbito de las peticiones y mociones, y estoy seguro de que fortalecerá el dinamismo y enriquecerá la práctica democrática en nuestro país. Nos esforzaremos por continuar el diálogo con la sociedad civil según lo que inauguramos durante el primer encuentro entre la Cámara y la sociedad civil en mayo de 2019, y las conclusiones acordadas al final del simposio que organizamos el 25 de febrero de 2020 sobre democracia participativa.
Somos conscientes de las necesidades de la sociedad civil para desempeñar su papel a este respecto, y nos esforzaremos por superar juntos las dificultades que puedan sugerir y anticipar colectivamente la posibilidad de simplificar los procedimientos para conseguir las nobles finalidades de la Constitución.
Si los desafíos a los que se enfrentan las sociedades contemporáneas incrementan, y si cuestionan principalmente a los Estados e instituciones ejecutivas y electas, para la sociedad civil son oportunidades para el alegato civil, y encomendar a la misma la responsabilidad de la orientación, la conciencia, la corrección de falsas representaciones y el llamamiento a la moderación y la tolerancia. Las nuevas problemáticas internacionales tales los desequilibrios climáticos, la migración forzada, los fenómenos biológicos o las epidemias transfronterizas, como lamentablemente lo que el mundo vive hoy, obliga a la sociedad civil a ser un socio imprescindible del Estado y las instituciones oficiales en la elaboración de estrategias para hacer frente a estos desafíos y conjurar sus riesgos
En Marruecos, debemos estar orgullosos del rendimiento de la sociedad civil no solo en estos ámbitos, sino también en el desarrollo gracias a su dinamismo productivo con valor añadido en el desarrollo de la economía social y solidaria, y su contribución a dar acceso a las grandes categorías de la sociedad a una serie de servicios sociales. Se trata de un dinamismo que convierte a la sociedad civil en un socio del Estado y del sector público para lograr el desarrollo y obrar por su logro para que responda a las expectativas de la comunidad local.
Por otro lado, debemos estar orgullosos de la notable presencia de la sociedad civil marroquí fuera de las fronteras del país y la resonancia positiva de sus actividades e iniciativas en el extranjero, reforzadas por las valiosas contribuciones de los marroquíes en todo el mundo a través de sus estatus civiles vitales.
En este sentido, creo que el capital de la sociedad civil marroquí en sus relaciones con los estatus similares en los países del Norte debería ser capitalizado fortaleciendo sus relaciones con las instancias similares en el resto de los países del continente africano, en que las oportunidades para la cooperación son numerosas y prometedoras, las capacidades humanas son numerosas, la insuficiencia requiere la solidaridad y el intercambio de nuestra experiencia y prácticas. No hay duda de que esta es una inversión para el futuro, y en el ámbito geopolítico es objeto de grandes desafíos. Como saben, nuestro país está tratando, gracias a la política africana dirigida por Su Majestad el Rey Mohammed VI, que Dios le asista, que se basa en la asociación equilibrada y el beneficio común para hacer posible que África controle sus capacidades y decisiones, contribuir de manera sincera, ser concretamente, el dominio del futuro y el continente de surgimiento. Ciertamente, la historia, la cultura, la unidad del destino y los desafíos comunes siguen siendo elementos que facilitan esta orientación.
Señoras y señores responsables de las asociaciones de la sociedad civil,
Si Marruecos tiene muchos logros históricos e inmateriales de los que puede estar orgulloso, la sociedad civil, con su diversidad, su rendimiento, su dinamismo y su presencia territorial y nacional, es uno de ellos. La sociedad civil es una las características que han marcado la historia de esta nación, a través de sus múltiples áreas de intervención, vigilancia, compromiso con el trabajo de proximidad. Por ello, merece todo el apoyo, y sus iniciativas merecen todo el reconocimiento, y es nuestra responsabilidad en el seno del Gobierno, el Parlamento, las instituciones representativas y ejecutivas, locales, provinciales y regionales, mantener el resplandor de nuestra sociedad civil, como vector de desarrollo, y a la contribución en la consolidación de la confianza.
Para concluir, saludo su presencia y reitero mi agradecimiento al ministro de estado por su invitación.
Gracias por su atención