Su Excelencia, la Embajadora de Canadá en Rabat,
Estimada colega, Caroline Nokes, miembro de la Cámara de los Comunes del Reino Unido,
Estimada/os colegas,
Señoras y señores,
Tengo el honor de abrir, junto con ustedes, en nombre del Presidente y los miembros de la Mesa de la Cámara, los trabajos de este Foro, en el que seguimos discutiendo una problemática central en las sociedades contemporáneas, especialmente en las democracias emergentes. Se trata de permitir a las mujeres estar presentes en los Parlamentos y asegurar su adecuada representación en las instituciones legislativas, en pie de igualdad con los hombres, siendo ello un paso institucional y político para garantizar la presencia igualitaria en los puestos de decisión ejecutiva pública y la equidad económica y social.
En primer lugar, me gustaría agradecer a nuestros socios internacionales la organización de este tipo de eventos, especialmente la Fundación Westminster para la Democracia (WFD), la Embajada de Canadá en Rabat y la Embajada del Reino de los Países Bajos en Rabat, su participación en la organización de esta jornada y su presencia efectiva con nosotros. Doy las gracias, en particular, a Su Excelencia, la Embajadora de Canadá en Rabat y a la Oficina de la Fundación Westminster en Rabat. En nombre del Presidente y de la Mesa de la Cámara de Representantes, doy la bienvenida a todos en este Foro, esperando que sus trabajos constituyan un eslabón más en el proceso de acumulación de ideas y propuestas que ayuden a promover la asunción por parte de la mujer de responsabilidades públicas, representativas y ejecutivas.
Señoras y señores
Estimados colegas,
Nuestro país ha adoptado reformas decisivas para alcanzar la igualdad y la equidad a favor de las mujeres, así como ha velado por la constitulización de sus derechos. El Artículo 19 de la Constitución establece que el hombre y la mujer “gozan, en igual medida, de los derechos y las libertades civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y medioambientales…”. De conformidad con el mismo Artículo, el Estado obrará por lograr la paridad entre hombres y mujeres y la creación de la Autoridad para la paridad y la Lucha contra toda forma de discriminación.
Si esta decisiva reforma constitucional ha lanzado una nueva dinámica relativa a la legislación y las políticas públicas sensibles al género y aquellas que procuran garantizar la igualdad, la equidad y el empoderamiento económico de las mujeres, esta “la reforma” concluyó con el proceso de reformas acumulativas a favor de la mujer. Por ejemplo, las reformas introducidas en las leyes electorales de 2002, permitió la adopción de la lista nacional de la mujer y el aumento del número de mujeres en la Cámara de Representantes de cinco a 35, lo que fue entonces un hecho significativo con respecto a la presencia de las mujeres en los Parlamentos de la región de África y Oriente Medio, y que constituyó un poderoso impulso para la cuestión de la mujer en el debate público y en las instituciones representativas y ejecutivas, así como cambió fundamentalmente muchas representaciones sociales respecto a la contribución de las mujeres, lo que fue un ejemplo para que otras instituciones tengan presente el enfoque de género en su estructura y sus medidas.
Uno de los frutos de esta reforma decisiva es la presencia actual de mujeres en la Cámara de Representantes, con 95 mujeres de un total de 395, o sea el 24%, y en el seno de la Cámara de Consejeros, las colectividades territoriales y regionales, así como en el Gobierno y las instituciones y las empresas públicas.
Antes de esta trascendental reforma, y la dinámica legislativa e institucional relacionada con la misma, en las que los alegatos de las mujeres parlamentarias y militantes de los partidos políticos desempeñaron un papel destacado, cabe recordar la importancia central de las disposiciones del Código de la Familia que nuestro país adoptó en 2004 gracias a la sabiduría, la clarividencia y la solicitud de Su Majestad el Rey Mohammed VI, que Dios le glorifique, que se aseguró de que este Código salga del Parlamento después de haber sido objeto de maduración, consenso y discusión a nivel de la sociedad en el marco de un Comité Especial. En su momento, esta audaz reforma fue única en la región, no sólo por los derechos que garantizaba, sino también porque consagró el concepto de corresponsabilidad entre mujeres y hombres en la gestión de la familia y en la vida conyugal y familiar.
Si estamos orgullosos en Marruecos de nuestras audaces reformas constitucionales y legislativas, basadas en la metodología de implicación, madurez y consenso entre los componentes de la nación, y la acumulación, no en las agudas rupturas, es porque son sin duda importantes entradas centrales que deben atribuirse y subdividirse en una legislación sensible al género, y principalmente en políticas públicas nacionales, regionales y locales que integren a las mujeres al desarrollo, y faciliten su presencia equitativa en los puestos de decisión. Al respecto, conviene tener en cuento lo dicho por Su Majestad, que Dios le asista, en el Discurso del Trono de 2022: “Entre las reformas más importantes que Hemos podido realizar, está la promulgación del Código de la Familia y la adopción de la Constitución de 2011, que consagra la igualdad entre la mujer y el hombre en derechos y obligaciones, preconizando el principio de la paridad, en tanto que objetivo que el Estado quiere realizar”.
No se trata aquí de conceder privilegios gratuitos a la mujer, sino de darle todos sus derechos previstos por las distintas leyes. En el Marruecos de hoy, a la mujer no se le puede privar de sus derechos.
En este sentido, invitamos a poner en práctica las instituciones constitucionales concernidas por los derechos de la familia y de la mujer, actualizando las herramientas y legislaciones nacionales, con el fin de promover su condición. Su Majestad destacó “Si el Código de la Familia representó un notorio avance, actualmente resulta insuficiente ya que la experiencia ha puesto de manifiesto diferentes obstáculos que dificultan la culminación de esta marcha, a la vez que entorpecen el alcance de sus objetivos.” Fin de la cita de Su Majestad el Rey.
Estas directrices reales abren amplias perspectivas de reforma que debemos tener presente y orientarnos a su horizonte humano y democrático, y por supuesto, la Cámara de Representantes está en el centro de esta orientación.
Cualesquiera que sean la legislación, las leyes y los procedimientos administrativos o políticos, siguen siendo insuficientes para lograr la equidad y la igualdad, en primer lugar en lo que respecta a la apropiación por parte de la sociedad de una cultura de la igualdad y su apreciación del papel de la mujer en el desarrollo, y en el ámbito público como en la familia. Siempre debemos colocar la apuesta cultural y el cambio de las representaciones acerca de la mujer en la sociedad de manera positiva en el centro de la acción política e institucional y del debate público, los medios de comunicación, el Parlamento, las universidades, los partidos y las asociaciones.
Por otra parte, es necesario invertir en la enseñanza y la educación a favor de la mujer, a fin de lograr la promoción social que le habilite para asumir responsabilidades ejecutivas tanto en las empresas como en las instituciones.
Debemos colocar la cuestión de la mujer en el centro de todas las políticas públicas, ya que la promoción de la condición de la mujer está también vinculada a la mejora de sus ingresos, a su empoderamiento con fuentes de ingresos y a una vida independiente.
Señoras y señores
Estimados colegas,
Los logros y los derechos de la mujer en varias sociedades no se han logrado de una sola vez, ni han llegado arbitrariamente. Este proceso ha requerido la graduación y la acumulación, y estaba asociado a la acumulación por estas sociedades de la riqueza y la construcción institucional, las transiciones democráticas, económicas y sociales, la tecnología, la educación, etc. Esto ha requerido medios que han ayudado a construir la cohesión social y la inclusión, siendo las mujeres el centro de todo, puesto que este avance se ha vinculado a la importancia de la riqueza acumulada que ha facilitado el beneficio de todos.
Si en Marruecos estamos orgullosos de las transiciones, el desarrollo y fundamentalmente la evaluación democrática y la construcción institucional que hemos logrado, el empoderamiento total de las mujeres, económica, política y socialmente, requiere determinación para continuar la reforma de acuerdo con la visión de Su Majestad, quien ha dado justicia a las mujeres y aprecia mucho su estatus y roles. Esta situación requiere colocar a las mujeres en el centro de las dinámicas de desarrollo en paralelo con el fortalecimiento de su posición en los puestos de toma de decisiones.
No cabe duda de que todas las fuerzas vivas de la sociedad, incluidos los componentes de la institución legislativa, están completamente de acuerdo respecto a la prosecución de las reformas a través de la equidad y la igualdad. En este sentido, debemos apreciar altamente la dinámica de la sociedad civil de mujeres y derechos humanos, siempre vigilante para garantizar los derechos de las mujeres y situar la demanda de reforma a la vanguardia de sus reivindicaciones.
El debate de hoy en la institución legislativa enriquecería este proceso de reforma serena y gradual al que contribuyen las mujeres dirigentes. Sería de gran valor conocer las prácticas de países con tradiciones democráticas de larga data, aunque siempre evocamos el contexto y las especificidades de cada sociedad. En este sentido, sería útil establecer una red de nuestras relaciones como parlamentarios en el marco de un Foro que reúne a parlamentarias marroquíes con sus homólogas de países amigos como los que están representados hoy, a saber: Canadá, el Reino Unido, Países Bajos y otros países europeos amigos.
Gracias por su presencia que ha enriquecido nuestro debate de hoy, y gracias a los expertos que nos proporcionarán un espacio de debate que sin duda será enriquecedor para nuestras prácticas.
Gracias por su atención