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Alocución del Presidente de la Cámara de Representantes, Rachid Talbi El Alami, en la primera Cumbre Corea-África

Excelentísimo señor Yoon Suk Yeol, Presidente de la República de Corea,

Excelentísimo señor Mohamed Cheikh El Ghazouani, Presidente de la República Islámica de Mauritania y Presidente de la Unión Africana,

Excelentísimos Señores Presidentes,

Excelentísimos Señores Jefes de Gobierno y Ministros,

Excelentísimos Señores Embajadores,

Señoras y Señores,

 

Es un inmenso honor para mí participar en la Cumbre Corea-África, cuya primera edición se celebra en Seúl, capital de la República de Corea, país amigo y socio del Reino de Marruecos.

 

Quisiera, Excelencia Señor Presidente, transmitirle las salutaciones, la gratitud y los agradecimientos de Su Majestad el Rey Mohammed VI, que Dios le Asista, por haber invitado al Reino de Marruecos a participar en esta Cumbre, así como el aprecio de Su Majestad por su iniciativa. Transmito igualmente las mismas expresiones de agradecimiento, aprecio y fraternidad al Excelentísimo Señor Mohamed Cheikh El Ghazouani, Presidente de la Unión Africana y Presidente de la hermana República Islámica de Mauritania, con la cual el Reino de Marruecos comparte lazos de sangre, fraternidad, vecindad, historia y cultura común. El Reino de Marruecos se enorgullece de que esta primera Cumbre se celebre bajo la presidencia mauritana de la Unión Africana, reforzando así las iniciativas productivas que caracterizan su presidencia, Excelentísimo Señor Presidente.

 

Excelencias,

Señoras y Señores,

 

El tema de la primera Cumbre Corea-África encarna "El futuro que construimos juntos: crecimiento compartido, sostenibilidad y solidaridad", e intensifica la ambición común del continente africano y de la República de Corea para el desarrollo y el progreso, así como el esfuerzo colectivo de afrontar los desafíos a los que se enfrenta la comunidad internacional. Lamentablemente, estos desafíos no dejan de crecer y expandirse, abarcando desde cuestiones geopolíticas y de seguridad hasta los cambios climáticos y sus repercusiones mayores, especialmente en los países de nuestro continente, que son solo parcialmente responsables del calentamiento global, contribuyendo con menos del 4 % de las emisiones de gases de efecto invernadero.

 

Estos desafíos, junto con otros, afectan enormemente a muchos países del continente africano, obstaculizando los esfuerzos de desarrollo económico y social, aumentando la carga de los gastos públicos y generando sentimientos de desesperanza y frustración, especialmente entre los jóvenes africanos que aspiran a una vida mejor y a la dignidad, mientras observan la prosperidad de la que disfrutan sus homólogos en otros continentes.

 

Aunque nuestro continente ya no es el más afectado, dado que conoce profundas dinámicas políticas, institucionales y económicas, así como transiciones importantes, los indicadores de desarrollo, ingreso, pobreza, infraestructura y acceso a servicios en África siguen estando entre los más bajos a nivel internacional.

 

Esta situación no es una fatalidad, ya que nuestro continente posee enormes potencialidades: vastos recursos humanos jóvenes, recursos minerales preciosos y estratégicos, y extensas tierras fértiles que representan el 60 % de las tierras cultivables del mundo. A esto se suman los recursos marinos del continente, que constituyen una reserva estratégica de alimentos, así como un espacio azul prometedor para actividades, servicios y transporte.

Estas potencialidades requieren mecanismos, financiamientos y competencias para transformarlas en riquezas capaces de lograr el renacimiento africano deseado. Estoy convencido de que la República de Corea, en consideración a su historia, la credibilidad de sus asociaciones, su neutralidad y su doctrina diplomática, está calificada para contribuir a este renacimiento a través de asociaciones que vayan más allá del aspecto bilateral para abarcar aspectos multilaterales a escala continental.

 

No hay duda de que esta Cumbre marca un punto de partida para alcanzar este objetivo.

 

Si África necesita transferencia de tecnología, habilidades e inversiones, Corea cuenta con recursos considerables en este ámbito. Ya sea en la industria, nuevas tecnologías, inteligencia artificial, comercio o transporte, Corea puede contribuir ampliamente a través de asociaciones con África en el marco de un enfoque ganar-ganar orientado hacia el futuro y no limitado a beneficios materiales.

 

Si África es una tierra fértil y necesita transformaciones profundas en términos de infraestructura, tanto interna como transfronteriza, industrialización y producción de alimentos y energía a partir de fuentes no contaminantes, la República de Corea posee la experiencia y la tecnología que permiten alcanzar estas ambiciones.

 

Si África está hoy en el centro de una competencia internacional, la asociación entre Corea y África, que se integra con otras asociaciones en el continente que respetamos y apreciamos, así como la imagen de la República de Corea en África, su historia de éxito notable, la rapidez con la que ha logrado su desarrollo tecnológico, científico y económico, y su compromiso inquebrantable de apoyar la estabilidad, la integridad territorial y la soberanía nacional de los Estados africanos, son impulsores del éxito para esta nueva dinámica de cooperación entre Corea y África.

 

Excelencias,

Señoras y Señores,

El Reino de Marruecos, vinculado a la República de Corea por lazos de amistad, cooperación e intercambios comerciales diversificados, está orgulloso de los sólidos y diversos lazos que mantiene con la gran mayoría de los países de África. Desde la ascensión de Su Majestad el Rey Mohammed VI al trono en 1999, nuestro país ha firmado más de mil (1000) acuerdos y protocolos de cooperación con otros 40 países africanos, elevando así el número de acuerdos que unen al Reino con sus hermanos africanos a 1500. Este importante número de acuerdos refleja el compromiso sincero, constante y constructivo de Marruecos con la cooperación interafricana.

Este compromiso no es reciente, sino que forma parte de la larga historia del Reino, sus tradiciones y su cultura. Se fortaleció durante la lucha de África por la independencia y en los albores de las independencias nacionales. En este contexto, Su Majestad el Rey Mohammed V, que Dios le tenga en Su Santa Misericordia, tomó la iniciativa de convocar la Conferencia de Casablanca, celebrada a principios de enero de 1961, que resultó en la "Carta de la Nueva África". Este evento tenía como objetivo unificar los esfuerzos del continente para, en primer lugar, recuperar sus territorios restantes y, en segundo lugar, lograr la unión africana. Este proceso culminó con la creación de la Organización de la Unión Africana.

Vinculando el presente y el futuro con el pasado como una historia viva, Su Majestad el Rey, que Dios le Asista, ha velado, desde el año 2000, por el lanzamiento de varias iniciativas y la implementación, junto con sus hermanos, los Presidentes de los países africanos, de proyectos de desarrollo estructural, según una visión a largo plazo, con la finalidad de que emerja una nueva África: una África fuerte y audaz que defiende sus intereses.

Consciente de la centralidad de la agricultura y del desarrollo sostenible en el desarrollo global del continente, Su Majestad el Rey, con varios de sus hermanos africanos, ha velado desde 2016, con ocasión de la COP22 en Marrakech, por lanzar varias iniciativas en beneficio del continente, especialmente la Iniciativa para la Adaptación de la Agricultura Africana (AAA).

Marruecos también ha abogado para que África esté en el centro de las preocupaciones climáticas a nivel mundial, lo que se concretó a través de la creación de tres comisiones sobre el clima y el desarrollo sostenible en África (la región del Sahel, la cuenca del Congo y los pequeños Estados insulares).

Este esfuerzo acompaña los esfuerzos desplegados por Marruecos para hacer que la agricultura africana sea sostenible, más rentable, generadora de ingresos y empleo, garantizando la dignidad y contribuyendo a la seguridad alimentaria.

Por otra parte, conviene recordar la importancia estratégica del proyecto del Gasoducto Nigeria-Marruecos, cuyo objetivo es contribuir al desarrollo de 13 países africanos y proporcionarles una materia vital para el progreso, es decir, la energía.

Este proyecto se integra con la iniciativa internacional anunciada por Su Majestad en noviembre de 2023, que, basándose en el diagnóstico de la escasez de infraestructuras en los países del Sahel africano, pretende permitir a estos países acceder al Atlántico, romper el aislamiento a aquellos que no tienen acceso a vías marítimas, llevar a cabo proyectos estructurales transfronterizos que vinculen África con el mundo e integrar a las diferentes potencias económicas en este ambicioso proyecto de desarrollo.

Se trata, entonces, de proyectos con objetivos humanitarios nobles antes que comerciales. Estos proyectos encarnan la voluntad de conceder a los pueblos africanos el derecho al desarrollo y permitirles beneficiarse del desarrollo industrial, tecnológico y científico, así como acceder a los servicios básicos.

Esta visión solidaria y estos valores, que tienen como objetivo lograr el progreso colectivo, contribuirán sin duda al despegue de África, este continente prometedor, el continente del futuro. Así, el mundo debe corregir varias percepciones sobre África, ya que es un continente rico en oportunidades, en recursos humanos jóvenes y en enormes potenciales. África tiene el derecho de alcanzar el desarrollo que facilite la estabilidad en un contexto mundial marcado por los conflictos y la tendencia a socavar la coexistencia.

En tal contexto, Marruecos sigue velando por solidificar los distinguidos lazos de cooperación con Corea y promoverlos hacia horizontes más amplios y profundos. Igualmente permanece convencido y persuadido de que la asociación África-Corea presenta un valor añadido esencial a los esfuerzos de progreso del continente, a la estabilidad del mundo y al logro de la justicia internacional.

 

Le agradezco, excelentísimo señor Presidente, su atención.