En el nombre de Dios, el clemente, el Misericordioso, y la oración y el saludo sean sobre nuestro señor Enviado de Dios, su familia y compañeros,
Señor Presidente del Consejo Global para la Tolerancia y la Paz,
Señora Presidenta del Parlamento Internacional para la Tolerancia y la Paz,
Señor Presidente de la región Dajla – Ued Eddahab,
Señoras y señores,
Con motivo de esta histórica sesión del Parlamento Internacional del Consejo Global para la Tolerancia y la Paz en esta noble, bendita y generosa tierra, en la ciudad de Dajla, en nuestras queridas provincias del Sáhara, uno no puede más que expresar su profunda alegría, sus sinceros sentimientos y su fuerte emoción por este momento que enriquece el escenario histórico con la presencia de varios de nuestros hermanos y estimados invitados que han insistido en enviar desde aquí, desde la tierra de la paz, un mensaje de paz honesto, audaz y solidario con la legitimidad, en consonancia con el curso de la historia, en defensa de los valores del amor y la hermandad y a favor de los principios del derecho y la legitimidad internacionales.
La ciudad de Dajla hoy en día, hermanos y amigos, que les da la bienvenida, ya no es solo una ciudad conocida por la arena, el mar y el sol, sino que se ha convertido en un polo diplomático mundial que incluye una serie de consulados y representaciones que numerosos países hermanos y amigos han elegido abrir para impulsar el curso de la historia, reafirmar la posición marroquí e interactuar con los sucesivos cambios y las posiciones responsables de los importantes países en la región mediterránea, africana y árabe, y en el mundo.
La decisión oficial del Estado marroquí ha sido tomada, anunciada por Su Majestad el Rey Mohammed VI, que Dios le asista, para convertir Dajla en un importante polo económico dotado de todas las condiciones, los requisitos, los medios y las facilidades necesarias para la puesta en marcha de las inversiones turísticas y los grandes proyectos de desarrollo. La apertura de la planificación del desarrollo de la región a la profundidad africana, la construcción del puerto con arreglo a las normas internacionales, los privilegios incentivadores para fomentar las inversiones, la facilitación de la apropiación de las tierras y la contribución del Estado marroquí al gasto relativo a la formación profesional previsto en el programa de inversión y otros privilegios, garantías y estímulos, refuerzan el distinguido proceso de desarrollo en estas regiones.
De hecho, el Reino de Marruecos, habiendo tomado su decisión y colocado su sistema regional sobre bases constitucionales, políticas, económicas, socioculturales y estratégicas, sigue adelante en una sólida edificación regional, con una clara visión orientada hacia el futuro, encarnando así una fuerte voluntad nacional marroquí, bajo la dirección del Soberano y la cohesión de todos los componentes y las fuerzas vivas de la nación, en interacción responsable y consciente con las señales de la comunidad internacional, así como con las iniciativas de los principales, activos e influyentes países en el curso de los acontecimientos.
Más aún, estimada/os señoras y señores, Marruecos no ha dudado ni un momento en declarar sus buenas intenciones, expresar su profunda creencia en la fraternidad magrebí, su apego a la historia común y su apuesta por el horizonte conjunto. Su Majestad el Rey Mohammed VI, que Dios le asista, ha tomado la iniciativa, en más de una ocasión, siendo la última en el discurso real con motivo del 22º aniversario de la Fiesta del Trono en julio de 2021, cuando extendió Su Majestad su mano a la vecina Argelia, que consideramos la parte directa en el conflicto artificial en torno a nuestros territorios del Sur. Su Majestad ha dado un ejemplo vivo de la elección de la sabiduría, la racionalidad y la orientación hacia una cultura de diálogo, la buena vecindad, la apreciación de los vínculos históricos, geográficos, sociales, culturales y lingüísticos, la armonía con la legitimidad y los mecanismos internacionales que rigen las relaciones entre los Estados, así como el respeto al Tratado del Magreb de Marrakech, que ha formado y sigue siendo el sólido núcleo jurídico de la Unión del Magreb, siendo esto cuando el Soberano llamó a los líderes argelinos al diálogo sin condiciones previas, la acción conjunta y la cooperación entre los dos países hermanos y la construcción de relaciones equitativas, evocando las lecciones y la hermandad de la historia y la lucha común por la independencia nacional y, en particular, el papel desempeñado en aquel entonces por Marruecos y el difunto SM el Rey Mohammed V. No se trata solo de la historia, sino también de la coordinación de los esfuerzos para hacer frente a los retos comunes, tales como la inmigración irregular, la trata de personas, el terrorismo, el contrabando de armas y drogas, el crimen organizado, etc.
En esta ocasión especialmente simbólica, en esta querida ciudad y en este espacio interparlamentario en particular, quisiera subrayar que Marruecos no renunciará a ningún grano de arena de su territorio nacional, ni a todo lo que la historia, la razón, la lógica y el curso de las relaciones internacionales consideran un derecho puramente marroquí y una propiedad estratégica ligada a la existencia, la identidad y el destino.
Desde esta perspectiva, nuestro país ha respondido a la voluntad internacional, ante el impasse y la imposibilidad de aplicar las propuestas anteriores encaminadas a resolver el diferendo artificial y preservar el legítimo y legal derecho histórico del Reino a su territorio tras la liquidación de la colonización española que lo había confiscado, presentando un plan de autonomía en el Sáhara marroquí, en el marco de la soberanía del Reino y su unidad nacional e integridad territorial. Se trata de una iniciativa esencialmente consensual, abierta, responsable y creativa que puede abarcar a todos nuestros hermanos sahrauís, tanto los residentes dentro como fuera de Marruecos, y permitirles gestionar y administrar sus asuntos locales de modo democrático e independiente, elegir sus órganos e instituciones legislativas, representativas y judiciales locales, a través de esta expresión democrática moderna en el marco de una verdadera autonomía que tiene varios ejemplos y modelos reales y serios dignos de ser considerados en una serie de países democráticos y sistemas políticos consensuados en Europa, América del Norte, Asia y África. No es un secreto para ustedes el apoyo, el reconocimiento y el aprecio que las diferentes grandes fuerzas internacionales, influyentes y activas en el escenario mundial prestan al proyecto marroquí, ya que todos han sido testigos de la seriedad y la credibilidad del plan de autonomía y de la solidez de sus fundamentos, contenidos y documentos legales.
De esta forma, estamos a favor de toda iniciativa solidaria y favorable al derecho, la equidad, la lógica y las perspectivas de futuro. En consecuencia, valoramos altamente la decisión del Consejo Global para la Tolerancia y la Paz de celebrar la sesión parlamentaria en la ciudad de Dajla. Es una iniciativa audaz por su parte, responsable y coherente con sus orientaciones institucionales para obrar conforme a las normas establecidas por la comunidad internacional, con vistas a abordar las cuestiones de paz internacional, promover los valores del diálogo y la tolerancia moderna basada en la competencia en vez del predominio, difundir los principios y la cultura de paz, promover y consolidar las normas del derecho internacional, respetar los valores del diálogo y el multiculturalismo y establecer las bases del diálogo entre las culturas y sociedades en un horizonte humano universal que tenga en cuenta los intereses de los Estados, asegure los recursos de los pueblos e imponga el cumplimiento de las leyes, reglas y normas internacionales acordadas en el marco de las Naciones Unidas y por los miembros de la comunidad internacional.
Por último, vuelvo a darles la bienvenida en su segundo país, esperando que tengan una buena estancia en la ciudad de Dajla, tal y como ha sido el caso en la capital, Rabat, aspirando con ustedes a obtener resultados que defiendan los valores democráticos, de la tolerancia y de la paz, y que salvaguarden el espíritu creador de las tradiciones de la acción parlamentaria a favor de la verdad, la equidad y la justicia
Gracias por su atención